
Iker Casillas, capitán del Real Madrid, tiró ayer de brazalete para obligar a sus compañeros a saludar al público del Bernabéu tras la derrota 3-4 ante el Schalke y a pesar de la estruendosa pitada reinante cuando acabó el choque. Tras el partido, Iker fue muy crítico. "Hemos tocado fondo de forma estrepitosa"
En el caso de algunos jugadores como Cristiano Ronaldo o Isco, Casillas tuvo que mover literalmente a los futbolistas. El luso se encontraba a punto de enfilar el túnel de vestuarios, pero el portero le frenó y con gestos ostensibles le ordenó que acudiera al mediocampo para presentar sus respetos ante un coliseo blanco que no estuvo especialmente cariñoso con los suyos antes, durante y después del partido.
Antes, la parroquia merengue dedicó cuatro abucheos notables al propio Casillas, Bale, Cristiano Ronaldo y Ancelotti. Sucedió en el momento en el que sus nombres aparecieron por los videomarcadores. Después, en pleno partido, el Bernabéu dio también muestras de su hartazgo por la mala imagen que dio el equipo. De nuevo se cebaron con los anteriores protagonistas y añadieron alguno más al elenco, como Arbeloa, Coentrao, Khedira o Benzema.
Cuando acabó el choque, la megafonía del Bernabéu lanzó a todo trapo el himno de las 'mocitas madrileñas', pero de poco valió. El público lanzó una pitada como hacía años que no se veía sobre el césped merengue. Pese a ello, Casillas quiso que los suyos se fueron al centro del terreno de juego para agradecer el apoyo y pedir perdón por los visto.
Al mismo tiempo, el Schalke también rendía tributo a su afición por el ánimo dado, momento en el que muchos aficionados blancos también aplaudieron a los germanos por la imagen ofrecida en la casa del vigente campeón de Europa.