
"La presencia de Isco en el once es innegociable, si está bien juega". Con estas palabras, el entrenador italiano quería demostrar la importancia del malagueño en su equipo. Poco dado a estas declaraciones tan contundentes, ponía al '23' al nivel de las estrellas blancas.
Estaba en lo cierto, por lo visto en el terreno de juego en los últimos meses, y en concreto en lo que va de 2015, donde Isco ha sido el mejor de la escuadra. El más regular y el que ha tirado del carro cuando Cristiano no estaba en su mejor momento. Junto a Marcelo, formó una pareja productora de juego en el flanco izquierdo.
Un día después de sus declaraciones, Ancelotti cambió al jugador en una decisión que provocó el enfado del Bernabéu. El italiano se amparó en que necesitaba equilibrar al equipo, y Marcelino, técnico rival, llegó a decir que "si no cambia a Isco hubiéramos ganado". Hoy, en rueda de prensa el de Reggiolo ha insistido diciendo que no se arrepiente.
Si bien es verdad que el cambio vino bien para sostener a un equipo partido en dos, hay que destacar que Ancelotti optó por la vía fácil. Antes que sustituir a uno de los integrantes de la 'BBC' (más tarde lo hizo con Benzema), prescindió del futbolista con mayor capacidad de creación del conjunto en la línea de tres cuartos de campo.
A partir de este cambio, el Real Madrid dejó de sufrir, pero se quedó sin abastecimiento por tierra para sus atacantes (en algún momento llegó a tener hasta cuatro, con el consiguiente embotellamiento), lo que obligó a una sucesión de balones aéreos que no causaron peligro.
El motivo de este cambio respondió a razones deportivas, pero también a una cuestión de jerarquía. Bale, Benzema y Cristiano forman la temida 'BBC', una entidad prácticamente insustituble. Se han consolidado como un todo en el que pocas veces falta una de sus divisiones. Por sus goles, asistencia y jerarquía a nivel de vestuario, aún están por delante de Isco. Evidentemente, el centrocampista está siendo fundamental en el Real Madrid, pero en la comparación con el trío de ataque
Ancelotti prefirió la contundencia antes que la vía que le abrió tantas victorias hace unos meses, y dejó en entredicho lo 'innegociable' de Isco, cuyo estatus se dilucidará a la vuelta de los lesionados. De momento, sigue siendo una verdad a medias.