Iker Casillas regresaba ayer al Santiago Bernabéu tras los pitos que le dedicó el estadio ante el Deportivo de la Coruña, y el portero tuvo la oportunidad de resarcirse. De tomarse su peculiar revancha después de una protesta que le incomodó y le hizo revivir viejos fantasmas.
La noche no comenzó del todo bien para Iker, que tuvo que escuchar pitos procedentes de un sector concreto de la grada cuando la megafonía del estadio anunciaba su nombre en la alineación. Pero en el césped, el de Móstoles se reivindicó con una actuación de las que salvan partidos y puntos.
Fueron dos acciones concretas, pero más que suficientes por lo vital de cada una de ellas. La primera, en el minuto 12, achicando el espacio a Gerard Moreno y evitando el gol en el mano a mano. En el rechace, Carvajal se convirtió en su aliado, despejando bajo palos de cabeza el tiro de Moi Gómez.
La segunda parada se produjo en un momento clave: el minuto 85. Vietto se lanzó para rematar de cabeza un centro desde la izquierda, y el balón salió disparado abajo, la zona que más duele a los porteros. Pero Iker reaccionó con sus reflejos de siempre y despejó el esférico. Habría sido el 1-2, con el partido en el tramo final. El capitán salvó el punto en el Bernabéu.
"Iker convierte al final los pitos en ovaciones", aseguró Carlo Ancelotti al término del partido. Lo cierto es que esto se produjo a medias. Tras sus paradas, aún quedó un sector que pitó al portero, esa parte de la afición que todavía mantiene su particular guerra con el portero.
"Es verdad que a Iker no se le puede achacar nada, todo lo que ha llegado parable lo ha parado y ha hecho un gran partido", dijo Carvajal, que le ayudó en su primera intervención. Tanto él como el entrenador blanco coincidieron en lo trascendental del acierto de Casillas, que ayer se tomó su revancha ante los que le pitaron hace dos semanas.
Tras el "¡Ay, Dios mío, qué mal!" de la visita del Deportivo, Iker se reivindicó con dos paradas muy importantes. En su batalla continuada con sus detractores, el guardameta tuvo una victoria de gran valor.
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