
Naruto es el protagonista de la popular serie de manga que recibe el mismo nombre, en la que este personaje de ciencia ficción hace gala de una curiosa habilidad, la multiplicación de cuerpos. Algo que ayer pudo verse en el Etihad Stadium reencarnado en la figura de Leo Messi. El futbolista argentino ofreció una auténtica lección de omnipresencia sobre el césped.
No anotó ningún gol, e incluso 'se permitió' fallar un penalti, pero aún así eclipsó el doblete de Luis Suárez y el gran partido del Kun Agüero. Especialmente en la primera parte del duelo, Messi deleitó con uno de sus mejores partidos en los últimos tiempos, ejerciendo a la vez de extremo, delantero, mediapunta y mediocentro. Fue un futbolista total.
El '10' bajó a mitad de campo a recibir balones, distribuyó a las bandas, se movió por el sector derecho para después percutir en sus particulares diagonales, recuperó balones, rompió lineas con pases verticales, tuvo varias ocasiones claras...un compendio de habilidades, un Messi más poliédrico que nunca, con mayor influencia en todo el campo rival. Una versión que echa por tierra al futbolista apático del curso anterior. El mapa de calor del argentino habla por sí solo.

Una jugada habló por sí sola de todo lo que representó ayer Messi, la del segundo tanto de Luis Suárez. Todo comenzó con un túnel a un rival casi en la frontal del Barcelona. Messi salió del regate, condujo y avanzó a terreno contrario. Cuando la pelota le llegó en tres cuartos de tiempo, y ante el muro del City, pegó uno de sus imparables acelerones para irse de su marcaje y abrir a Jordi Alba, que asistió al charrúa para que anotase. Todo empezó en Leo, y en el momento clave de la jugada, fue el elemento diferencial.
De forma anecdótica, Messi fue el undécimo de los jugadores culés en porcentaje de acierto de pases, con un 91%. Solo superó a Rakitic (87%) y a Suárez (69%), e igualó en ese aspecto con Neymar. Eso no le privó de impartir su lección.
Participó en 114 acciones y dio 69 pases (solo Iniesta le superó en esos campos, con 117 y 86), y salió ganador en 11 de sus 13 regates. En el apartado defensivo, también brilló, ya que al margen de tres jugadores de corte defensivo (Piqué, Busquets y Alves), fue el futbolista que más balones robó, con siete. Además, interceptó cinco.
El penalti marrado ante Hart dejó al argentino con mal sabor de boca. El momento en el que se produjo, el valor que podría haber tenido ese 1-3...un final con sabor agridulce para el de Rosario, justo en el partido en el que ejecutó la multiplicación de cuerpos.