
El Real Madrid ha mejorado en sus últimos partidos ya no solo en resultados, sino también en su imagen. Los de Ancelotti se muestran más compactos, seguros y equilibrados. Una versión sosegada que no le resta peligro en ataque, sino todo lo contrario. Con las espaldas bien cubiertas, los blancos se lanzan con más frecuencia y peligro contra el arco rival. Es, aunque de forma menos exitosa, la misma fórmula que les permitió sumar 22 victorias consecutivas a finales de 2014. El retorno a esta imagen tiene mucho que ver con la mutación de un solo futbolista: Gareth Bale.
El '11' merengue ha ofrecido ante Deportivo, Schalke y Elche su cara más solidaria, ésa que le convierte en un jugador de largo recorrido en la banda, capaz de arropar al lateral derecho, ayudar en la creación en la medular o soltar latigazos en la frontal del área hasta castigar sin piedad a los porteros rivales.
Una versión que contrasta con esa que hace unas cuantas jornadas se ganó los pitos del Bernabéu, cuando en un puñado de acciones individuales el galés se negó a pasar la pelota ante sus compañeros y provocó el malestar del público. No.
Ahora Bale juega a otra cosa. Juega a ser el futbolista determinante que, ante el Bayern de Múnich, en semifinales de la Champions, arrancó desde posiciones de interior para evitar las acometidas bávaras y, de paso, liderar las blancas junto a un excelso Cristiano Ronaldo.
Una vuelta al pasado que, en parte, ha sido favorecida por la presencia de Lucas Silva en el medio campo blanco.
El brasileño ejerce, más que de interior, de doble pivote junto a Kroos. Ante este panorama, Isco cae al costado zurdo y Bale hace lo propio con el derecho, con la diferencia de que el de Cardiff tiene mucha más libertad para subir la banda que el andaluz, más volcado en trazar diagonales y sorprender desde la posición del mediapunta. Es, por así decirlo, el retorno al 4-4-2 aunque con la BBC (Bale, Benzema, Cristiano) sobre el terreno de juego.
Los mapas de calor de Bale demuestran este cambio de juego. En Liga, el siguiente gráfico muestra como, ante el Valencia (donde empezó a recibir críticas por individualista), Bale apenas se preocupó de bajar del mediocampo.

Este domingo, ante el Elche, el galés participó mucho más del juego y lo hizo en zonas más defensivas como muestra esta imagen

En Champions el cambio es parecido. En el siguiente esquema se puede ver el mapa de influencia que proporciona la UEFA. En la imagen de la izquierda, ante el Liverpool, el galés apenas ocupó posiciones de la medular. Contra el Schalke, sin embargo, se convirtió en un volante más.

Cierto es que el galés suma ya seis partidos consecutivos sin marcar, pero no menos cierto es que con esta nueva versión, el Real Madrid rinde a un nivel mucho más elevado, aunque eso suponga que no vea portería. El bien individual sacrificado por el bien colectivo.