El Real Madrid dio ayer un paso de gigante para acceder a los cuartos de final de la Champions. Su triunfo 0-2 ante el Schalke le permite afrontar con tranquilidad su futuro europeo y, de paso, restaurar un presente deteriorado por los últimos resultados y el mal fútbol que desplegó. Además, la victoria en el Veltins Arena ha servido al vestuario merengue para desmentir cualquier atisbo de enfrentamiento o 'guerra civil' en el seno del cambiador merengue. Es el éxito de la llamada 'conjura de Valdebebas' con la que el grupo anhela remontar el vuelo en lo que queda de temporada.
Mensajes desde Alemania
La plantilla del Real Madrid se esforzó ayer en lanzar mensajes de unidad para que demostrar que están unidos. Que todos remarán juntos para conseguir sus objetivos.
El gesto más llamativo fue el que se dio sobre el mismo césped maltrecho en el que lograron el triunfo. Tras el 0-2 de Marcelo, el brasileño festejó el tanto con Carlo Ancelotti. El italiano se metió en el campo para abrazar a su jugador y éste le devolvió el guiño con llamativo afecto.
El resto del grupo imitó al '12' merengue. Todos arroparon a su técnico. Lo hicieron por una sencilla razón: creen que se ha sido injusto con su figura, que se le ha puesto en duda demasiado pronto. Entienden que muchas de las críticas recibidas dentro y fuera del club han sido gratuitas.
De ahí esa muestra de cariño. De ahí ese reconocimiento público que dibuja una plantilla sin fisuras entre técnico y grupo.
Todos a una
Fisuras que tampoco existen en el seno del equipo, entre los mismos jugadores. Ésa fue al menos la sensación que también se quiso transmitir después del partido, cuando todos los convocados se fotografiaron en las tripas del Veltins Arena celebrando juntos el 0-2. Nada de escenas de futbolistas dispersos al lado de sus mejores amigos.
Esta foto (lanzada a Internet por Álvaro Arbeloa) refleja el resultado de aquella conjura de Valdebebas', la reunión que se produjo dos días después de la derrota ante el Atlético de Madrid. Entonces sí que existían diferencias. Todos recelaban de todos.
La intervención de Florentino Pérez y el paso al frente dado por pesos pesados como Casillas, Arbeloa o Pepe evitó que la brecha fuera a mayores. El grupo se conjuró, se produjeron alianzas inesperadas (la de Arbeloa con Casillas) y Ancelotti, con su carácter sereno, facilitó que el ambiente de tensión se disipara haciendo más respirable el día a día merengue.
El resultado fue un blindaje frente a la tempestad externa representada en los pitos del Bernabéu o las dudas de la prensa. El viaje a Alemania estuvo marcado por un elevado grado de buen rollo que facilitó el triunfo.
Ahora las aguas bajan más calmadas, aunque Ancelotti sabe que parte de la directiva merengue no cree en él e incluso que le buscan sustitutos. Por eso se mostró especialmente tenso en la rueda de prensa previa al partido. Una tensión que disipó con el 0-2 de Marcelo y que debería permitirle afrontar los próximos partidos del curso con mucha más tranquilidad.
Amago de guerra civil
