
Iker Casillas fue uno de los jugadores señalados por el Santiago Bernabéu en la vuelta del Real Madrid a su feudo. Ante el Deportivo, se consiguieron los tres puntos, pero se evidenció el enfado de la grada. El capitán lo sufrió en sus propias carnes, y le dejó una imagen curiosa.
Las cámaras de Cuatro filmaron la desesperación del de Móstoles, escenificada en un acto concreto del lance. Si bien los pitos habían empezado con el primer balón que tocó, cuando Iker despejó una pelota de manera defectuosa, los pitos arreciaron, y el meta expresó su frustración.
"¡Ay, Dios mío, qué mal!". Así intentaba liberar la tensión el portero, que tampoco ha tenido una semana fácil después del derbi. Su fallo en el 1-0 y sus declaraciones posteriores, además del toque de atención de Florentino Pérez, le dejaron en una posición delicada que se refrendó el pasado sábado.