
Ya es oficial. Fernando Torres vuelve a casa por Navidad. El Atlético de Madrid ha hecho público el fichaje del delantero español para la próxima temporada y media. Una contratación que ha disparado la euforia de la hinchada colchonera, pero que despierta muchas dudas por el rendimiento que ha dado el de Fuenlabrada en sus últimas temporadas en el Chelsea y en estos seis meses como jugador del Milan.
La mayoría de las miradas se dirigen en este sentido a Diego Pablo Simeone.
En la ribera del Manzanares creen que el 'Cholo' podrá devolver al Torres de antaño o, al menos, a un Torres que pueda dar el do de pecho en un equipo mucho más competitivo que el que el 'Niño' dejó hace casi ocho años. Claro que el hombre que dio a España su segunda Eurocopa deberá trabajárselo. "Ya sabe a donde viene", le dijo a modo de bienvenida Germán, 'El Mono' Burgos, el pasado sábado.
Jugar en esta escuadra está carísimo. La mejor prueba son los últimos fichajes realizados el pasado verano. Oblak llegó del Benfica por 10 millones de euros y apenas ha jugado tres partidos bajo la portería colchonera.
Cerci fichó como la gran promesa italiana del Torino y vuelve a Italia con algunos kilos de menos, pero sin muchos más minutos con la elástica rojiblanca que los dígitos que luce la báscula que le ha traído por el camino de la amargura en la capital. Ha disputado 113 minutos y pesa 80 kilos después de llegar a Madrid con 87.
Raúl Giménez tampoco ha hecho aparición en escena mucho más y hasta Griezmann, último héroe atlético en 2014 con su triplete al Athletic, necesitó tiempo y trabajo para ser titular. Ante semejante panorama, la conclusión es que Torres no lo tendrá sencillo.
Tampoco se lo pondrá fácil el dibujo con el que juega habitualmente el Atlético de Madrid. Son muchos los encuentros en los que Simeone despliega un rocoso 4-5-1 en el que sólo Mandzukic juega en punta. En caso de entrar un segundo delantero, Griezmann es el elegido y lo hace como falso mediapunta con capacidad de sorpresa desde la segunda línea.
Ambos roles no los ofrece un Fernando Torres que podría ser utilizado como una alternativa para jugar a la contra como solía hacerlo con Falcao y Diego Costa. "Mandzukic puede ser la referencia que fije los centrales y Torres el hombre que sorprenda por detrás. Desde ese punto de vista creo que la llegada de Fernando puede ofrecernos cosas interesantes", analizó recientemente Kiko Narváez, ex jugador rojiblanco.
En todo caso, y más allá de valoraciones tácticas, Torres también deberá adaptarse a las nuevas exigencias físicas y defensivas de un equipo, el Atlético, caracterizado por la brega y lucha física constante, un perfil algo alejado de lo que conocemos de Fernando Torres.
Porque Torres no es el que se fue a Liverpool en 2007. Ni siquiera es el que ganó la Champions con el Chelsea en 2012. Su rendimiento ha descendido tan bajo, que en el Milan sólo logró un tanto en competición oficial. Inzaghi le relegó al banquillo y desde ahí ha tratado de colocarle en el mercado a cualquier precio, al igual que un Chelsea que tampoco confiaba en la recuperación de 'The Kid'.
Por eso llega 'regalado' al Atlético. Por eso se ha visto obligado a bajar su salario de once millones de euros limpios a 'sólo' cinco netos por curso. Pese a la rebaja, seguirá siendo uno de los mejor pagados la actual plantilla colchonera. Un sueldo que ahora deberá ganarse dentro del terreno de juego con una titularidad que, a priori, no parece nada sencilla.