Fútbol

Luis Suárez y el Barça siguen sin entenderse

Luis Suárez disputa un balón en el duelo de este miércoles | EFE

Luis Suárez disputó anoche, frente al Ajax, su tercer partido oficial como titular con la camiseta del FC Barcelona. Desde el Clásico del Bernabéu, el uruguayo ha sido siempre titular para Luis Enrique. Su rendimiento, sin embargo, aún no ha respondido a la confianza que le ha otorgado el técnico asturiano. Suárez aún no ha marcado y ha dado muestras de falta de adaptación al fútbol blaugrana.

A ello hay que unir el hecho de que su presencia en el campo muta por momentos el tradicional juego del equipo. La presencia de tres delanteros fijos en el once culé provoca una ausencia de miembros en la medular que, en duelos como el del Bernabéu o en la primera parte contra el Ajax, provoca situaciones de inferioridad en el medio campo a los que no está acostumbrado el cuadro blaugrana.

Quizá el de ayer, en su retorno al Amsterdam Arena, fue el duelo más gris de los tres que ha jugado hasta ahora. Lo fue por varios motivos. En la primera mitad, Luis Enrique le ubicó en una posición impropia a la de delantero centro, esto es, algo escorado a la banda derecha, tal y como muestra su panel de influencia.

El centro, de nuevo, fue para Messi y la banda izquierda, para Neymar. En ese puesto casi de extremo, el 'charrúa' apenas generó ocasiones de peligro y tampoco trabajó en la posesión o el repliegue como lo ejecutan otros especialistas en esta posición como el propio Neymar, Pedro o Munir. Su alma de delantero le hacía estar más pendiente de buscar la portería rival, que de combinarse en la posesión como está acostumbrado a ver el Barça. Resultado: apenas se le vio sobre el terreno de juego.

Ya en la segunda parte, Luis Enrique decidió hacer que Suárez jugase donde más le gusta, como delantero centro y, en esta ocasión, con Leo Messi como segundo delantero, una opción que se demostró como mucho más útil nada más arrancar la segunda mitad, cuando el '9' culé se quedó sólo delante del portero del Ajax. El ariete se la jugó en un intento desesperado por ver portería, pero falló.

A su izquierda, Messi, sólo de marca, se desesperaba y le lanzaba miradas de reproche mientras Suárez le devolvía el gesto con una especie de mezcla de decepción por la ocasión perdida y de respeto por no haberle facilitado el gol a la estrella del equipo.

Lastrado por esta acción, Suárez tuvo un puñado de oportunidades más en las que buscar portería, pero acabó cediéndoselas todas a Messi, algunas incluso cuando lo más sencillo era que se la hubiera jugado él mismo. Así, su balance ofensivo acabó con dos remates entre palos, el ya mencionado y otro más.

Pese a todo, la forma como jugó el ex del Liverpool en estos segundos 45 minutos demuestra que su aportación al Barça puede ser importante siempre y cuando se ejerza desde donde a él le gusta, esto es, como ariete nato. Los espacios que deja a Messi y Neymar fijando a los centrales son muchos y, por lo tanto, también las ocasiones que se pueden originar gracias a esta solución táctica.

El único 'pero' es que obliga a empeñar a tres jugadores de ataque en esta opción, lo que resta mediocampistas al Barça y, de paso, capacidad de posesión. No se trata de un sistema mejor o peor, sino sólo de algo distinto a lo que venía haciendo un equipo que, por ahora, con Luis Suárez en el terreno de juego, aún busca su mejor identidad.

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