
La derrota del Barcelona ante el Celta de Vigo ha encendido las alarmas en el club azulgrana. La pérdida del liderato con la segunda derrota consecutiva, unida a las malas sensaciones en cuanto al juego, han terminado por generar un 'runrún' entre los aficionados que preocupa en el seno de la entidad.
Muchos no comprenden cómo el equipo tiene esa falta de gol a pesar de contar con la que probablemente sea la delantera más potente del planeta. La unión de Messi, Neymar y Luis Suárez debería ser garantía de éxito. Pues nada más lejos de la realidad. Lleva más de 175 minutos sin ver puerta, desde que Neymar perforase la red de Iker Casillas en los instantes iniciales del 'Clásico'.
El problema es una cuestión táctica en la que Luis Enrique podría estar equivocándose. En primer lugar, el técnico asturiano ha decidido cambiar de rol a Leo Messi, anulando esa máxima de que si algo está bien no debe ser cambiado.
El argentino actúa esta temporada en un puesto más alejado del área rival. Su función es más la de asistente y menos la de goleador. Cabría preguntarse si es adecuado hacer esa modificación con uno de los hombres más prolíficos de toda la historia del balompié de cara a la puerta rival.
Pero además, muchos no entienden cómo el técnico ha decidido que Neymar y Luis Suárez también actúen en posiciones que distan de ser aquellas en las que más cómodos se encuentran.
El uruguayo es casi un extremo por la derecha, cuando vino fichado como uno de los mejores '9' del mundo. Ahí, tirado al costado, pierde gran parte de su capacidad goleadora. Por ello, y por los cuatro meses de sanción, aún no se ha visto una versión decente del que ha sido el gran fichaje culé de este verano.
Por otro lado, Neymar también actúa pegado al otro costado, donde podría aprovechar su creatividad. Pero él prefiere actuar, o bien más centrado, o con libertad de movimientos, al estilo del clásico '10' brasileño. Quizá ese rol anárquico no cuadra con el Barça. Pero lo cierto es que su adaptación a las exigencias de Luis Enrique no está siendo la adecuada.
Así las cosas, ni ellos tres consiguen perforar las redes adversarias, ni sus relevos ejercen de revulsivos. Ante el Celta apareció Pedro en la recta final del choque, pero el canario, muy lastrado de minutos, está falto de confianza. Munir miraba la debacle con cara de circunstancias en el banquillo y Sandro quedó relegado al filial pese a haber sido una de las sensaciones del comienzo de temporada.
Muchos se preguntan ya cómo es posible que el Barça esté desperdiciando a una de las delanteras más potentes de todo el mundo futbolístico, y si será viable un cambio de planteamiento por parte de Luis Enrique, o si el proyecto se encamina hacia un final precipitado.