
Diego Costa marcó ayer con España su primer gol como internacional. Lo hizo después de haber disputado siete encuentros con 'La Roja'. Cuatro de ellos oficiales, los otros tres, amistosos. Su tanto al final del partido hizo respirar a buena parte del combinado nacional. Había ganas de que el del Chelsea viera, por fin, puerta, ante la lluvia de críticas y ataques que ha recibido desde que 'ficho' por España en lugar de aceptar la propuesta de Brasil.
El propio Del Bosque confesó que su gol le quitó "un peso de encima". El ariete también se manifestó más tranquilo. "Me quité bastante presión", confesó ante las cámaras de televisión que le esperaban a la salida.
Con todo y con eso, Diego Costa sigue sin estar contento por cómo le están saliendo las cosas en España. Buena prueba de ello es que esas palabras, las que pronunció ante los medios españoles desplazados a Luxeumburgo. Ni antes, ni después del partido habló más. Se marchó a toda velocidad a Londres junto con Azpilicueta, Cesc y Cazorla.
El ariete usó las prisas como excusa, aunque los periodistas allí presentes confirman que podría haberse parado también con las radios. Su urgencia era la misma que la del resto del equipo nacional.
¿Por qué no habló? Sencillamente porque no se siente cómodo con su rendimiento. Anoche el ariete marcó a su séptimo intento y eso sí, casi a puerta vacía después de una jugada plagada de rechaces.
No fue el mejor gol para sentenciar definitivamente el debate. Buena prueba de ello es que el ariete decidió no celebrarlo. Miró al cielo y poco más. Sus compañeros le abrazaron. Le rodearon. Ni por esas le sacaron una sonrisa que sólo se medio dibujó cuando saltó del terreno de juego y dejó su puesto a Rodrigo.
Quizá si hubiera marcado alguna de las ocasiones anteriores habría salido más contento y con más ganas de hablar. El problema es que la mala puntería de Costa sigue siendo un problema para él y el resto del equipo, más si cabe teniendo en cuenta que España, en los últimos años, apenas genera disparos sobre las metas rivales.
Dicho de otra forma, España necesita delanteros que en apenas dos o tres lanzamientos hagan gol, como, por ejemplo, sucedió con Paco Alcácer anoche o ante Eslovaquia. El delantero del Valencia le ha cogido la delantera de la efectividad a Costa. Tres partidos, (sólo uno completo) y ya tres goles.
Es un genial bagaje que deja en posición complicada a Del Bosque a la hora de elegir ariete el día que decida usar sólo uno. Diego Costa lo sabe. Por eso agradeció tras el partido que el seleccionador confiara tanto en él. Es su forma de pedirle paciencia para lo que está por llegar.
El ariete quiere quitarse de en medio el peso de no llevar a España su rendimiento con el Chelsea o el Atlético de Madrid, algo que, por ahora, no ha conseguido y que le ha llevado a sentirse agobiado incluso cuando, por fin, ha visto puerta. Es la depresión de Diego Costa.