
Iker Casillas parece que va encontrando la regularidad de antaño. El portero del Real Madrid comenzó la temporada con dudas y con más errores que aciertos. Una tendencia que, sin embargo, empieza a volcarse del lado de las buenas intervenciones. Aunque todavía deja alguna que otra pifia, lo cierto es que las acciones salvadoras ya mandan frente a los errores. Anoche, contra el Ludogorets, apenas tuvo fallos y sus aciertos fueron claves para que el Real Madrid no hiciera el ridículo. Cuatro buenas paradas del capitán evitaron que la cenicienta de su grupo se quedara con los tres puntos y a las que el portero le restó mérito. "¿Mis paradas? Para eso estamos los porteros, para evitar goles", dijo.
Intervenciones que llegaron, en la mayoría de los casos, por acierto rival y también por errores propios de la defensa blanca. La zaga del Real Madrid fue anoche una suerte de ruleta rusa. Tan pronto sus miembros hacían su trabajo, como cometían fallos infantiles que dejaban a los delanteros rivales con claras opciones de gol.
El primero de esos desajustes se produjo en el minuto 6 de partido y acabó en gol. Córner contra el Real Madrid. Sergio Ramos pierde la marca de su jugador y Marcelinho entra sólo a rematar sin que Arbeloa, el jugador que defendía el segundo palo, pueda evitar el tanto. A partir de ahí llegaron los nervios y con ellos, un par de tiros del Ludogorets (probaron en diez ocasiones durante todo el partido) que se marcharon altos.
Fue en una contra, después de que Cristiano Ronaldo hubiera fallado su primer penalti, cuando Casillas tuvo la primera intervención de mérito del encuentro. Un lanzamiento cruzado de Alexadrov puso en apuros al de Móstoles. Fue un tiro lejano, pero difícil de atajar. La pelota salió con potencia de sus pies y con botes constantes que el arquero supo prevenir y despejar.
De ahí en adelante Casillas no tuvo muchos más sustos hasta una segunda parte donde llegaron sus dos intervenciones de mayor mérito. La primera fue espectacular y estéticamente preciosa. Un lanzamiento muy lejano de Marcelinho obligó a Iker a volar hasta el segundo palo para meter una mano salvadora que evitó el gol búlgaro.Corría el minuto 55 de partido y, con 1-1 en el marcador, el portero había vuelto a salvar a su equipo.
Más adelante, en el 66', todavía con 1-1 en el crono, Marquinhos volvió a sacarse un buen lanzamiento lejano desde la frontal que, esta vez con algo de rosca, buscaba el palo largo.Casillas volvió a saltar con estilo felino para despejar la bola y evitar otra clara ocasión de peligro rival. A partir de ahí, el arquero no tuvo que esforzarse demasiado, si bien tuvo un par de sustos con algún que otro acercamiento que acabó o bien en remates lejanos o en ataques frustrados por la intervención de la defensa merengue.