Fútbol

Iker Casillas o cómo ser víctima del madridismo

Casillas entrena ante la atenta mirada de De Gea y Kiko Casilla | EFE

Iker Casillas vuelve hoy al sitio donde más le gusta estar: la portería. El arquero del Real Madrid fue confirmado ayer por Vicente del Bosque como el hombre que defenderá la meta de España en el primer duelo clasificatoria para la Eurocopa de 2016, torneo en el que 'La Roja' defenderá entorchado. Macedonia será el enemigo ante el que capitán tendrá que demostrar, de nuevo, que vale para el puesto. Su suplencia contra Francia y las críticas que ha recibido en el arranque de temporada no se lo pondrán fácil. Eso y un enemigo inesperado: el madridismo.

Ése pálpito, el de que a Casillas le está lastrando su propia afición, lo destapó este domingo Del Bosque y lo hizo no en una o en dos ocasiones, sino en muchas más. La primera fue en sala de prensa. "A Iker le duelen más los pitidos de los socios que estar en el banquillo", comentó el seleccionador en referencia a su no participación el jueves pasado en el Stade de France.

Luego, más tarde, en varias entrevistas radiofónicas, el salmantino repitió el discurso. "El ser suplente o titular lo puede entender mejor que el desafecto que sufre por parte de la afición del Real Madrid", repitió. "¿A usted le suena lo del desafecto de la afición?", le repreguntaron en una de esas entrevistas concedida a la Cadena Cope.

"Claro que me suena. Se pasa muy mal", comentó en referencia a su experiencia como entrenador blanco cuando, en 2003, se marchó sin renovar del equipo y con un buen puñado de críticas de un sector de la grada que, pese a los títulos logrados, no terminaba de conectar con el entrenador.

Sus palabras conforman una suerte de campaña insistente por parte del seleccionador para levantar el ánimo de un guardameta que en los últimos años, cada vez que retorna a la selección, ve como su confianza aumenta. Casillas es más feliz en con 'La Roja' que con el Real Madrid, por mucho que su peso en los últimos tiempos haya aumentado por los movimientos de entrada y salida del equipo merengue.

La suplencia del jueves pasado ante Francia fue interpretada por muchos sectores de la prensa y la afición (y también por algunos de sus compañeros) como una especie de mensaje al portero. 'Adiós a la era Casillas', se podría titular ese pálpito generalizado tras el duelo de París. Del Bosque lo quiso frenar, y, de paso, reforzar la imagen de su guardameta, al tiempo que dar la cara por Iker como casi ninguno de sus compañeros ha hecho.

Y es que una de las circunstancias que más molesta al capitán blanco es que casi nadie dentro de su vestuario o de su directiva ha hecho lo que ha hecho Del Bosque estos días, esto es, salir ante la opinión pública para defender de manera activa su imagen, más allá de cuál sea el rendimiento inmediato que esté teniendo el arquero.

Ni siquiera Ancelotti, más alejado de este tipo de polémicas, se ha partido la cara por su portero como lo ha hecho Del Bosque. La equidistancia del italiano, quizá para evitarse las críticas de los críticos con Iker, no ha gustado en el entorno de Casillas. De ahí ese cable de un Del Bosque sabedor de que su opinión aún cala en un sector importante del madridismo. Una defensa que pretende evitar que el guardameta acabe siendo víctima de una guerra civil blanca y de los desafectos del propio equipo merengue.

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