
Ya es oficial. Diego López no es jugador del Real Madrid. El anuncio de su fichaje por el Milan confirmó lo que venía siendo un secreto a voces desde que el pasado lunes el jugador viajara a Italia para pasar reconocimiento médico con los 'rossoneri'. Una salida (con emotiva carta de despedida) que no ha hecho más que enturbiar el debate acerca de la portería del Real Madrid, pero que parece haber sentado bien a un Iker Casillas que el pasado martes no sólo completó un gran partido ante el Sevilla. También se le vio más sonriente y distendido que en días anteriores. El capitán blanco parece más feliz tras la marcha de López a Italia.
Y es que en las últimas semanas, desde que volvió a los entrenamientos, las imágenes que mostraban más que tenso a Casillas (y también a Diego) durante los entrenos y en el calentamiento previo a los partidos. Apenas había bromas o gestos entre ambos.
La llegada de Navas no hizo más que acelerar esa tensión. La primera sesión en la que coincidieron los tres porteros fue más un funeral que un entrenamiento. Ninguno se dirigió la palabra. Sólo se dedicaron a trabajar a un ritmo, por cierto, distinto entre unos y otros. Sea como fuere, lo cierto es que en Cardiff Casillas fue otro.
El día antes del partido contra el Sevilla, el arquero estuvo más que distendido con sus compañeros y con el entrenador de porteros, Villiam Vecchi. También se le pudo ver lanzando algún guiño a Navas. Ya durante el calentamiento previo al partido, Iker siguió concentrado, pero no tan rígido.
La salida de Diego López ha eliminado buena parte de la presión que sentía el arquero por su presencia. Sus relaciones fueron siempre distantes o, como mucho, profesionales. Nada de amistades o buenos rollos. Sin embargo, con Navas la cosa parece haber empezado de modo distinto.
Sin la competencia directa del hombre que más gustaba a Vecchi, Casillas parece haberse relajado, si bien aún queda por ver si juega los próximos partidos después de la advertencia que le lanzó Ancelotti al acabar la Supercopa de Europa.