
El Real Madrid anda preocupado con su estrella. Cristiano Ronaldo sigue entre algodones. Su final de temporada el curso pasado fue preocupante. Forzó para jugar (y ganar) la Champions y en el Mundial estuvo renqueante los tres partidos que le duró el campeonato a Portugal.
Tras las vacaciones, se ha ejercitado con mucho cuidado y ha seguido un plan específico que le ha impedido jugar más de unos minutos frente al Manchester United. La lógica (y el plan merengue) habla de un ritmo moderado hasta final de mes. CR7 no está en condiciones de jugar a tope, pero mañana, ante el Sevilla, será de la partida con Benzema y Bale.
Éste último ha decidido coger, por iniciativa propia, la batuta que el luso ha dejado libre esta pretemporada por pura ausencia. Y lo ha hecho a lo grande. El 'Expreso de Cardiff' (el lugar donde se disputa la Supercopa de Europa) ha llegado en plan pletórico a la pretemporada.
Sus compañeros y cuerpo técnico han quedado sorprendido del ritmo físico que le ha imprimido a las primeras semanas de preparación e incluso le ven más fuerte y musculado que en meses anteriores. Su plan es simple: ganar en potencia para seguir potenciando sus virtudes, esas que ya le valieron para brillar el curso pasado pese a no haber hecho pretemporada alguna.
Además, Bale acumula un año al lado del mismísimo Cristiano y ya sabe que buen parte de su secreto se basa en una preparación física épica. Admirador del luso, sigue su ejemplo y eso ya le ha reportado exhibiciones en los primeros partidos del curso.
Ante el Sevilla seguramente intente hacer las funciones de su compañero de equipo, con llegada desde un costado, pero libertad de movimiento para romper desde el centro y sorprender por velocidad o por pegada.
De seguir con su evolución, no tardará mucho en volver a acaparar titulares como lo hizo cuando, hace un año fichó por el Real Madrid. Alguna voz autorizada en la casa blanca tenía claro que su llegada no era más que un plan anticipado ante la venta futura de Cristiano Ronaldo.
En 2015 el sueldo del luso dejará de tributar bajo la llamada ley Beckham, y, entonces, sería un buen momento para recoger los beneficios de su rendimiento, momento en el que Bale estaría listo para ser el nuevo Cristiano de un equipo que, con ambos sobre el terreno de juego, sigue teniendo uno de los ataques más peligrosos del planeta.