
Cuando el Barcelona perdió la Liga en el Camp Nou ante el Atlético de Madrid, abrió la puerta a una profunda renovación de todo su vestuario. El objetivo era renovar una plantilla agotada y con varios señalados para afrontar con garantías un nuevo ciclo en el equipo culé.
Uno de esos señalados que tenían abierta la puerta de salida era Dani Alves. El lateral brasileño, objeto de varias polémicas con la grada blaugrana, entró desde el primer momento en las quinielas para abandonar el club. Incluso el propio jugador parecía asumirlo. "¿Si me gustaría irme? Si esto sigue así seguro que sí. Yo vivo de energía y me siento disparado. ¿Por el club? No sé, en general", aseguraba a RAC 1.
Quedaba claro, con sus palabras, que la situación del jugador no era ni mucho menos la más apropiada. Y el Barcelona, en paralelo, se puso a buscarle salida, y de paso sustituto. Su marcha estaba más que segura. Sin embargo, en un mes las cosas han cambiado mucho.
En la actualidad, Dani Alves se encuentra sin un destino seguro. El PSG, que quiso incluirle en la operación por Marquinhos, ha dado marcha atrás y ahora busca otras alternativas. Abate, del Milan, era una de las opciones, aunque el Mundial de Serge Aurier también le metía en la terna de futuribles.
La alta ficha de Alves y su edad ponen más complicada su venta. Pero no solo eso: su Mundial está siendo mediocre, con fallos en defensa. De hecho, hasta un hombre de convicciones tan fijas como Scolari ha dudado hasta el último momento entre él y Maicon.
Así, el brasileño se convierte en un problema para el Barcelona, que no preveía las dificultades extra para venderle. El lateral, ahora mismo, no tiene sitio en Can Barça, pero la secretaría técnica encabezada por Andoni Zubizarreta no consigue librarse de él.
Su venta es indispensable para tener opciones de fichar a Cuadrado. El colombiano, que en su selección juega en la línea de mediapuntas, es para Luis Enrique un excelente lateral con mucha proyección en ataque, y quiere que el club lo intente a pesar de los casi 40 millones que pide la Fiorentina.
En la recámara, se encuentran varios futbolistas de perfil más bajo, recién aparecidos en el Mundial. Si no saliese el colombiano, alguno de ellos podría recalar en el Barcelona. Pero, hasta que el club blaugrana no pueda deshacerse de Alves, no se ejecutará ningún movimiento.