Fútbol

El entorno de Di María le empuja a su salida del Real Madrid

Di María celebra su gol a Suiza | EFE

Muchos nombres centran la atención del Real Madrid en el presente mercado de fichajes. Kroos, James, Falcao... la lista es larga. Sin embargo, en el capítulo de las salidas uno sobresale por encima del resto. Di María podría estar viviendo sus últimas semanas como jugador blanco. Una despedida compleja, plagada de 'dejavus' y por momentos, traumática que se sustenta en el complicado entorno del futbolista y una ambición que le ha convertido en su peor enemigo. Para él y para una directiva por momentos encantada con su rendimiento, por momentos harta con su actitud "infantil".

Con estas palabras han definido en alguna ocasión en la zona noble del Bernabéu la forma de ser del argentino.

La última de ellas, a principios de esta temporada, cuando el jugador volvió a estar al borde del traspaso ante el berrinche que se cogió (tocamientos incluidos) por su suplencia reiterada. Carlo Ancelotti ejerció de bombero, calmó sus ánimos, le recolocó en la medular y Di María resurgió de sus cenizas como nunca antes lo había hecho.

Su tramo final con los blancos ha sido de escándalo, como demostró su partidazo frente al Atlético en la final de Champions. Fue nombrado el MVP por encima del héroe de Lisboa, el mismísimo Sergio Ramos.

Quizá aquel sea su última actuación vestido de blanco. Porque Di María ha vuelto a la carga. Repitiendo los parámetros del mes de noviembre (cuando el famoso tocamiento) o de otros 'berrinches' pretéritos, ha vuelto ha llamar a filtrar su malestar con el Real Madrid porque no le tratan como deberían.

¿Qué significa esto? Sencillo. Di María quiere renovar otra vez (sería su segunda ampliación de contrato en apenas cuatro temporadas), disparar su salario hasta el nivel de los Benzema, Sergio Ramos y compañía y, de paso, sacar de su actual club alguna forma de reconocimiento público. Está obsesionado con ser tratado como una estrella mediática y de prestigio, aunque, en verdad, habría que matizar esta definición. No es solo una obsesión suya. También de su entorno.

Los suyos llevan meses ejerciendo de correa de transmisión de sus frustraciones. En Madrid lo saben. Es su agente argentino el encargado de filtrar a la prensa de su país que en el Real Madrid le menosprecian. También insiste en hablar del 'Fideo' como una estrella maltratada, sin un salario acorde a sus cualidades.

Es su agente el encargado de llamar a las puertas de otros grandes equipos para preguntar si querrían fichar a su representado. Una vez estos equipos se interesan, el agente suele llamar al Real Madrid para afirmar que tiene ofertas importantes y que, por lo tanto, deberían subirle el salario. Es un círculo vicioso que funciona como viejo truco en el mundo del fútbol, pero que Di María se cree. El jugador cree de veras que media Europa está llamando, día sí, día también a su puerta. Y eso alimenta su complicado ego.

Tampoco ayudan actitudes como la de su mujer, activa en redes sociales y alimentadora de polémicas cuando, en noviembre, cargó contra los que criticaron a su marido por "acomodársela", como dijo ella misma, cuando Di María hizo el famoso gesto a la grada del Bernabéu. Un incendio tras otro que vuelve a ser noticia.

El futbolista quiere aprovechar su buen mundial para sacar tajada, y aunque Ancelotti quiere frenar su adiós, en el Real Madrid ya no descartan su venta, bien para fichar a James Rodríguez, bien para hacer caja, bien para buscar otras estrellas en el mercado.

La experiencia del caso Özil anima al club a dar el paso. El adiós del alemán sirvió para recaudar una importante suma y el equipo, lejos de notarlo, mejoró. ue Di María el encargado de recoger el testigo del germano en el once titular. Ahora podría cogerlo lejos de los terrenos de juego, siguiéndole en la puerta de salida del Santiago Bernabéu.

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