
El Barça busca delantero. Es un secreto a voces que los culés quieren reinstaurar la figura del 9 en la plantilla tras cuatro años sin contar con un hombre de este perfil. Ibrahimovic fue el último. Luis Suárez puede ser el siguiente. La manera como defendió Zubizarreta al 'charrúa' de la sanción de la FIFA demuestras que él es el elegido. Antes hubo otros nombres: Agüero, Reus e Higuaín. De todos fue este último parecía el que más cerca estaba de firmar por el Barça. ¿Por qué ha desaparecido de la agenda culé de forma tan fulgurante?
Las razones son variadas y tienen que ver más con motivos ajenos al Barcelona que al propio conjunto blaugrana.
El primero de ellos se llama Nápoles o, por ser más precisos, Aurelio De Laurentiis, su presidente. Este conocido productor de cine italiano (una especie de Enrique Cerezo a la transalpino) es amante de las películas de suspense también en el mercado de fichajes. Tensión hasta el final.
Nada de soluciones sencillas para los traspasos en los que está implicado. Con el de Higuaín no iba a ser menos. En cuanto se filtró el acuerdo entre el delantero nacido en Francia y el Barça, su postura fue pétrea.
Higuaín no se vendía o, si se vendía, se haría por un precio que rondaba los 60 millones de euros. En el Camp Nou alucinaban. Los agentes del futbolista aseguraron que le dejaría marchar por una cantidad que estaría cerca de los 40 millones de euros. Cuando se enteraron de la respuesta italiana, la sorpresa fue generalizada y la respuesta, rotunda.
Si esa era la posición inicial (y casi única) del Nápoles, no habría ni intento de negociación. Todo se pararía. De Laurentiis se mantuvo firme en su postura y lo que parecía un acuerdo cerrado se transformó en un sueño de verano en el que el propio jugador ayudó a enfriar. Su rendimiento en el Mundial de Brasil no está siendo el deseado.
Todavía no ha mojado y está siendo un hombre discreto sin demasiada influencia en el juego de la 'Albiceleste'. Hombres como Messi, Di María, Palacio e incluso Mascherano están teniendo más peso que el propio Pipa. De ahí que haya dudas en el Camp Nou. Para rematar, su origen madridista tampoco le ayuda. Si el argentino fichase por el Barça y se saliera en el Camp Nou, este factor sería un elemento positivo.
El problema es que, en caso contrario, en caso de fiasco, sus orígenes blancos podrían convertirse en su contra, con elevadas críticas de la grada precisamente por haber lucido la camiseta del eterno enemigo. Es por ello que el fichaje se ha descartado. Por ahora. Y es que la operación Suárez tampoco será sencilla.
De ahí que los blaugrana no hayan mandado el currículum a la papelera. Su situación es la de una espera congelada sin visos, por ahora, de retomarse. Todo dependerá de lo que pase con el nuevo objeto de deseo culé. Un puesto que hace semanas ocupó de forma intensa Higuaín y que ahora se ha desvanecido casi, casi con la misma intensidad.