La camiseta del FC Barcelona era, hace apenas un puñado de años, una especie de lienzo sagrado. La inclusión de publicidad en sus franjas blaugrana se valoraba desde las entrañas del Camp Nou como una suerte de traición al espíritu que siempre ha llevado consigo el equipo culé. Ya se sabe, si el Barça era algo más que un club era, precisamente, por cuestiones de este tipo.
El romanticismo de semejante postura, sin embargo, empezó a marchitarse poco a poco a comienzos del nuevo siglo. Primero fue Joan Laporta el encargado de introducir el nombre de Unicef en la parte frontal de la camiseta mediante un curioso patrocinio. Este organismo dependiente de la ONU no pagaba nada al Barça, sino que era al revés.
La entidad catalana abonaba cerca de tres millones de euros por la causa. Así, poco a poco, las rayas azul y grana empezaron a teñirse de publicidad hasta que se hizo algo normal.
El siguiente paso lo dio Sandro Rosell con el polémico patrocinio de Qatar Foundation que pasó a Qatar Airways dos años después. Era el inicio de una tendencia creciente: la de trufar la zamarra culé de marcas de publicidad.
Así es como el Barça ha disparado la presencia de marcas en su indumentaria hasta ocupar puestos insólitos.
El club ha presentado esta mañana un acuerdo con Beko, compañía de electrodomésticos turca para mostrar su logo en la manga izquierda de la camiseta. A esta publicidad habrá que unir la frontal ya citada de Qatar Airways y también la trasera de Unicef, patrocinio que aún se conserva y que emerge debajo del número de cada futbolista. Pocos sitios quedan, por lo tanto, libres de esponsorización.
O quizá sí, el que dejó libre el año pasado Intel. La empresa informática estampó su logo en la parte interior de la camiseta, de tal forma que si un jugador se la levantaba, por ejemplo, para ponérsela sobre la cabeza al celebrar un gol, enseñaría esta publicidad. A todo esto hay que unir que Nike ya luce sobre el pecho en una forma de esponsorización que ya es conocida, pero que no deja de estar ahí.
Así pues, salvo anuncios sorpresa, el Barça lucirá este año hasta cuatro marcas que podrían ser cinco si alguna compañía decide seguir el camino que abrió Intel. Atrás quedan los tiempos de camisetas impolutas. Bienvenidos a la era del patrocinio multiposicional. Incluso en el caso del Barça.
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