
En la última temporada el Real Madrid ha vivido pendiente de un nombre por encima de cualquier otro jugador. La continuidad de Iker Casillas y su lucha por la titularidad en la portería blanca ha derrochado ríos de tinta. Y es que el capitán merengue no las tenía todas consigo. Su suplencia en Liga frente a Diego López le ha generado mil y una dudas amén de una certeza: si la situación continuaba el curso que viene como hasta ahora, Iker dejaría el Santiago Bernabéu. Ése era su compromiso con Florentino Pérez. El presidente del Real Madrid le abrió las puertas del club si finalmente decidía irse, si bien todo quedaría supeditado a un encuentro entre ambos a finales de temporada. Y ese encuentro ya se ha producido.
Según cuenta la Cadena Ser, Casillas y Pérez, capitán y presidente, se vieron las caras esta semana en una cena que tuvo lugar en un conocido restaurante de Madrid. El objetivo del mandatario era convencer al jugador de su continuidad.
Iker, en opinión Florentino, debe seguir en el Paseo de la Castellana por cuestiones deportivas (cree que perder a un portero de su categoría sería un catastrófico error) y también institucionales (Casillas es un símbolo del madridismo que debe cuidarse y mimarse).
De ahí que le insistiera para conseguir un cambio en su opinión, algo que, en un principio, habría conseguido. Fuentes cercanas al presidente merengue filtraron el pasado miércoles que el mandatario había sacado del portero un acuerdo para no marcharse del club siempre y cuando se produjera una renovación de su contrato (Florentino le puso sobre la mesa una sustanciosa mejora salarial, amén de un contrato de por vida) y la salida de Diego López, algo factible toda vez que el Nápoles de Rafa Benítez lleva meses llamando a la puerta del arquero gallego.
Tras el encuentro, Pérez quedó satisfecho y seguro de que Casillas continuaría en el club.
Sin embargo, la versión del portero sigue sin quedar nada clara. Fuentes cercanas al de Móstoles insisten en que el primer deseo de Casillas es marcharse del Real Madrid ya no sólo por que quiere jugar más (no le vale con disputar la Copa y la Champions o la Liga, esto es, lo quiere jugar todo), sino porque el ambiente que se ha generado en torno a su suplencia le incomoda.
Su relación con Vecchi, el preparador de porteros del Real Madrid, es fría e Iker se siente incómodo trabajando con un especialista que prefiere a Diego antes que él mismo.
Casillas cree que la próxima temporada, si no se marcha Diego López, se repetirá el panorama del año pasado, toda vez que él llegará más tarde a la capital tras el Mundial y eso, obvio, daría ventaja a Diego López para jugar por delante de él los primeros partidos oficiales del curso, esto es, Supercopa de España, de Europa y Liga.
Además, sabe que Ancelotti ha quedado satisfecho con su sistema de rotaciones, toda vez que ha exprimido a ambos arqueros hasta altísimas cotas de competencia que han hecho que sus actuaciones hayan rozado la perfección en el día a día.
Así pues, la pelota está ahora en el tejado del Real Madrid y de su presidente, un Florentino Pérez que quiere que Casillas se quede, pero que para hacerlo, tendrá que meter mano en la plantilla y forzar la salida de Diego López, aunque eso suponga generar más conflictos en la plantilla (muchos compañeros del gallego quieren que permanezca en el grupo) si no quiere que uno de sos abanderados se marche del club tras haber levantado la Décima Copa de Europa.