Fútbol

Casillas, un falló épico y la suerte de ser el talismán del Real Madrid

Casillas trata rectificar su error en el gol de Godín | Reuters

Iker Casillas consiguió este sábado una de las fotos que más deseaba poseer. La instantánea del momento en el que alzó al cielo de Lisboa la Décima era algo con lo que venía soñando desde hace mucho tiempo. Tal era su deseo por levantar la Champions como capitán merengue, que incluso llegó a comparar esa sensación con la emoción que tuvo al alzar la Copa del Mundo en Sudáfrica. Toda una declaración de intenciones.

Sin embargo, y pese a esa imagen, Casillas no tuvo su noche frente al Atlético de Madrid. Él mismo lo confesó. "Si Sergio [Ramos] no llega a meter ese gol, las portadas del día después me las habríais dedicado a mí", dijo el arquero blanco en la zona mixta de Da Luz. La del 24 de mayo no fue su noche. Y eso que empezó tranquilo.

El Atlético de Madrid apenas rondó su portería en los minutos iniciales. Todo iba a pedir de boca hasta que en el minuto 36 Godín conectó un testarazo dentro del área que pilló al capitán blanco lejos de su portería.

Había dado tres pasos hacia adelante pensando que la zaga despejaría el peligro. No fue así. Su error de cálculo le impidió despejar un balón que fue manso hacia la portería merengue. El Atlético se adelantaba en el marcador.

Iker había 'cantado'. Él lo sabía. Se le notó en el gesto nada más encajar el tanto y lo confesó luego a algunos de los periodistas presentes en el campo lisboeta. El fallo era garrafal. Casi épico. Conociendo el método de juego del enemigo, hacer un gol sería una tarea más que complicada. Y así fue hasta que Ramos puso el empate en el marcador. A partir de ahí todo fue a pedir de boca. Todo o casi todo.

Porque apenas Bale hizo el gol del 2-1, el Atlético casi logra empatar tras una mala salida de Casillas. Otra más. Para su fortuna, el disparo salió alto. Iker respiró y luego explotó. Explotó de alegría cuando Marcelo puso el 3-1 y cuando Cristiano Ronaldo redondeó la goleada con el 4-1 final. Las lágrimas saltaron de su cara.

Lo iba a hacer. Iba a alzar la Décima en el que, quien sabe, podría ser su último partido con la camiseta del Real Madrid. Además, había conseguido mantener su suerte, ésa que le ha convertido en el talismán de su equipo frente a los rojiblancos y en las finales que afronta la escuadra merengue.

Iker jamás ha caído en un duelo frente al Atlético de Madrid y sólo ha perdido dos de las finales que ha disputado con la zamarra blanca: una, en la Intercontinental de 2000 frente a Boca y la otra, contra el Galatasaray, en la Supercopa de Europa de aquel año.

Pero para su fortuna, la de Lisboa no sería la tercera final perdida con su equipo de toda la vida. Iker había logrado salvar su 'cuello' de las críticas con la fortuna y estrella que le ha acompañado toda su carrera. Ésa que quizá empiece a pasear lejos del Bernabéu a partir del 1 de julio de 2014.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky