El FC Barcelona confirmó anoche lo que era un secreto a voces. Luis Enrique Martínez será su nuevo entrenador para las próximas dos temporadas. El asturiano regresa al Camp Nou, esta vez como técnico, para afrontar uno de los momentos más complicados del club en la última década. A él le tocará afrontar una profunda renovación con muchos nombres sobre la mesa y un dilema por encima de todos: el nuevo rol de Xavi Hernández en la entidad culé e incluso su posible salida el próximo verano.
Porque a día de hoy nada es seguro. La lógica dice que Xavi seguirá en el club porque eso es lo que él mismo ha desvelado en los últimos tiempos y porque la afición le sigue teniendo por uno de sus tótems, delante incluso de jugadores jóvenes como Cesc Fàbregas, más que cuestionado por los socios en el tramo final de temporada.
Sin embargo, y pese a ese cariño, la nebulosa de indecisión y revolución que rodea al club no garantiza nada de nada. Ni siquiera la continuidad de un emblema en horas bajas como es Xavi.
Y es que el de Terrasa, a sus 34 años, empieza a notar el peso de declive deportivo. De hecho, el Barça ha luchado por la Liga en los últimos partidos gracias, en parte, más a sus ausencias que a sus participaciones. Duelos clave como las remontadas ante el Athletic o el Villarreal comenzaron cuando el capitán le dejó su sitio al propio Cesc.
Además, las piernas y el paso del tiempo no perdona. El tramo final de temporada se ha convertido en un goteo constante de lesiones para esta pieza clave del 'Pep-Team'. De hecho, tras acabar el choque ante el Atlético, el club comunicó que Xavi sufría un esguince cervical. Por eso sigue entre algodones.
Con el Mundial de Brasil como siguiente objetivo (será, supuestamente, su última gran cita con 'La Roja'), el día después a lo que suceda tras su adiós a la selección es una incógnita.
Por eso Luis Enrique quiere hablar con él. El nuevo técnico culé tiene programada una reunió con Xavi como una de sus primeras prioridades apenas aterrice en la Ciudad Condal el próximo miércoles, fecha en la que será presentado oficialmente como técnico culé.
En esa conversación entre técnico y ya primer capitán blaugrana (el adiós de Puyol y Valdés le cede el brazalete en solitario) uno a otro se contarán los planes de futuro.
Será entonces cuando, seguramente, 'Lucho' quiera saber del que fue su ex compañero qué intenciones tiene para el futuro. Un futuro que, de pintarse en azulgrana, tendrá que ser diferente al de los últimos años. Si Xavi se queda en el Barça deberá asumir un rol distinto. Secundario. Casi gregario.
Otros jugadores empezarán a tomar el mando en la medular. Sangre ya conocida (Iniesta o Busquets) y sangre nueva (Sergi Roberto o Rafinha). Jugadores que ocuparán su puesto con más frecuencia de la que Xavi está acostumbrado.
De ahí la charla entre él y Luis Enrique. El preparador necesita saber si Xavi está dispuesto a aceptar este rol. Si es así, todos contentos. En caso contrario, Xavi subirá varios peldaños en la lista de preocupaciones del nuevo entrenador del Barça casi, casi hasta convertirse en su nuevo dilema.
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Un revolución sin Xavi