Álvaro Arbeloa se ha convertido en los últimos años en uno de los 'villanos madridistas' favoritos del FC Barcelona. El jugador salmantino levanta un sinfín de sentimientos enfrentados en el Camp Nou y lo hace tanto dentro como fuera del vestuario culé. Y es que sus actuaciones en los últimos clásicos no han gustado demasiado entre los internacionales españoles del Barça. Él lo sabe. Y así lo reconoce. Pero no le importa. Es su forma de ser. Una forma de ser de la que se siente orgulloso.
"Yo no tengo que ser ejemplo para nadie. Yo tengo que ser ejemplo para mis hijos y punto", comenta en una reciente entrevista que le ha realizado Manuel Jabois para la revista Jot Down.
En esta charla, Arbeloa habla entre otras cosas de Casillas, con quien sigue sin mantener una buena relación. En su respuesta sobre el cancerbero el jugador deja entrever que lleva dos años sin dirigir la palabra al arquero.
"Somos dos profesionales que peleamos por lo mismo, el Real Madrid. Tengo muy buena relación con el vestuario y Casillas también. Somos un equipo y está situación se ha dado antes. Alguna vez han estado dos jugadores que eran íntimos dos años sin hablarse. El vestuario lo lleva con naturalidad y ahora ellos lo han arreglado y listo", aclara.
La respuesta sincera del defensa se combina con otras como las que dedica a la final de Copa de 2011 ante el Barça, cuando se enfrentó a compañeros en 'La Roja' como David Villa.
Su tangana con el asturiano fue uno de los episodios más comentados de aquel partido. Arbeloa lo sabe, pero no se siente 'villano' de aquel suceso. Así describe la jugada:
"Es un balón que tiran al espacio y me pongo delante. Me da un codazo por detrás que me tira, y al levantarme sé que lo tengo ahí en el suelo, así que le doy; no apoyé peso, pero fue una forma de decirle: 'Eh, me has tirado de un codazo y aquí estoy yo'", revela el jugador.
"Yo soy muy competitivo, quiero ganar siempre, y si mi rival está pegando yo me pego con él", apostilló.
El futbolista admite que le tenían muchas ganas a los culés y no sólo por cuestiones deportivas, como el 5-0 que le endosó el Barça a principio de curso o el dominio en Liga que habían tenido los blaugrana. Había algo más.
"El pique comenzó con el 5-0. Por las declaraciones que hubo después. Toda esa semana [la que siguió al 5-0] Valdebebas estuvo empapelada con las declaraciones de ellos sobre su superioridad y su estilo y esas cosas, y la foto con el gesto de Piqué. No tengo ni idea de quién lo hizo, y sé que Mou no fue porque pasaba de eso", explica.
Arbeloa también se sincera con respecto a lo que pasó en el vestuario del Bernabéu el día que Real Madrid y Barça empataron a uno en la previa de esa final de Copa del Rey. Ese mismo vestuario en el que, según la información de aquellos días, Piqué dijo a los jugadores del Real Madrid que les iban a ganar "la copa de vuestro Rey".
"Allí sí tuvimos piques. Que si os vamos a ganar, que si tenéis el campo hecho una mierda y este césped es de Segunda B. Pero bueno, ¡lo típico! Y es normal, ¿eh? Estábamos jugando muchos partidos contra ellos, nos jugamos muchas cosas y teníamos unas tensiones enormes. Pero oye, la rivalidad no la inventamos nosotros. Es que el Madrid-Barça ha estado ahí siempre. Yo he visto a Zidane coger del cuello a Luis Enrique. Otra cosa es que esté mal, pero esto nuevo no es. ¿O antes se daban besos?", ironiza.
A propósito de Mourinho, el salmantino también revela el momento en el que se dio cuenta en verdad de quién era el entrenador luso. "Nosotros nos damos cuenta de quién es Mou un día de pretemorada. Veníamos de ser campeones del mundo y nos incormporamos en Los Ángeles. Allí jugamos un partido vs Galaxy y en el descanso palmábamos 2-0. ¡Los gritos que soltó por esa boca!", empieza a relatar.
"Abroncó a todos, no se salvó ni uno. Aprendimos rápido quién era Mou. Tú no te imaginabas a Pellegrini gritándole así a Cristiano Ronaldo. Decía: '¿Tú no quieres correr? No problema para mí: fuera. ¿Tú tampoco? No problema para mí: fuera'. A quien fuese: a los campeones del mundo, a Kaká o a un canterano", concluye.
La bronca que lastró a Iker
