El entrenador del Valladolid, Juan Ignacio Martínez (JIM para los amigos), dio anoche uno de los mejores titulares para definir qué había sucedido con el Real Madrid en Zorrilla. Qué había pasado para que todo un equipo como el de Ancelotti se dejase empatar un 0-1 en el minuto 85 de partido por un candidato al descenso o a la permanencia sufrida.
El veterano preparador español fue claro y directo en sala de prensa. "Los cambios que ha hecho Ancelotti han transmitido miedo a sus jugadores", dijo para sorpresa de los presentes.
No es habitual que un técnico modesto lance un dardo sobre otro de un equipo grande, más si cabe si el entrenador criticado se llama Carlo Ancelotti, un hombre que apenas ha levantado polvareda contra nadie desde que aterrizó en el Bernabéu.
Superado el estupor inicial por la forma del mensaje, lo cierto es que su contenido parece acertar de pleno en uno de los motivos por los que el Real Madrid se dejó media Liga (si no la Liga completa) en Pucela.
Porque Ancelotti, como dijo JIM, lanzó un claro mensaje a los suyos cuando, mediado el segundo tiempo, trató de atar en corto el marcador. Con la bala de Morata ya gastada (el canterano tuvo que salir por el lesionado Cristiano Ronaldo), 'Carletto' apostó por dos movimientos muy conservadores.
El primero fue quitar a Isco por Illarramendi. No es que el malagueño brillase anoche, pero el vasco no estuvo mucho mejor, algo que, para su desgracia, empieza a convertirse en costumbre. El 24 merengue se colocó junto a Xabi Alonso y el Real Madrid pasó a dibujar un 4-4-2 con Di María y Modric a los costados y Morata y Benzema en punta.
Esta sustitución se produjo en el minuto 72. Cuatro minutos más tarde, Ancelotti hizo el último cambio del que disponía. El italiano sacó a un lateral izquierdo (Marcelo) por su delantero centro (Benzema) y lo hizo para que el brasileño ocupase la banda izquierda de la medular.
Entonces, los blancos dibujaron sobre el césped una nueva disposición, una especie de 4-5-1 en el que Modric ejercía de Mediapunta, Dí María de interior derecho y Marcelo de interior izquierdo. Morata se quedó como único delantero centro.
A partir de ese cambio, el Valladolid empezó a cuajar sus mejores minutos de fútbol. La pelota, pese la intención blanca de dominarla, empezó a ser blanquivioleta y con ella el cuadro local empotró a los blancos en su área. Morata pasó de ser un delantero a convertirse en una isla. Nadie a su alrededor trataba de darle una pelota. Todos sus compañeros estaban más preocupados por despejar balones que por retenerlos o dejárselos a su ariete y que éste los mantuviera cerca del área de Jaime.
Fue así como llegó el empate a uno en un córner tras el que los blancos intentaron la hombrada del 1-2. Fue imposible. Imposible por escasez de oxígeno, pero también por escasez de hombres llamados a funciones ofensivas. Con Di María y Modric fundidos, sólo Marcelo, Morata y Sergio Ramos, 'nuevo' delantero blanco, los que intentaron el milagro.
Una tendencia repetida
No es la primera vez, por cierto, que Ancelotti intenta algo parecido. En partidos anteriores, sobre todo a principio de temporada, Carvajal y Casemiro se convirtieron en los hombres encargados de ejercer las tareas que ayer desarrollaron Marceo e Illarramendi.
El técnico italiano también ha probado en alguna ocasión a jugar con tres centrales incluyendo en el centro de la zaga a Varane. Así sucedió frente al Borussia Dormtund en la vuelta de cuartos de final de la Champions y frente al Barça en la final de la Copa del Rey.