
En todo vestuario de un equipo de fútbol hay una serie de roles recurrentes. Están los capitanes por un lado y los líderes por otro. Unos llevan el brazalete y en ocasiones ejercen de lo segundo, aunque los segundos no siempre necesiten tener un trozo de tela en el brazo para sentirse los jefes del equipo. Luego están los secundarios, los novatos o los veteranos. Los que están de vuelta y los que se pasan de vueltas. Perdidos, avispados, bromistas y serios, todos tienen cabida en un equipo de fútbol. También los protegidos.
El protegido de un vestuario es aquel jugador al que todos cuidan por encima de las circunstancias que le rodean.
No siempre se sabe cómo llega a ese estatus y no todos los que llegan a ser un protegido alcanzan esta posición de la misma manera, pero lo cierto es que una vez está ahí, goza de una simpatía y prestigio que, en ocasiones, le hace casi invulnerable a todo lo que le rodea. Sergio Busquets es uno de ellos. El protegido del Barça. El protegido de la selección española.
El conflicto surgido después del Clásico (y de su roce con Pepe) lo confirma. En primer lugar, porque los reproches que han nacido desde el Real Madrid no han sido todo lo duro que muchos miembros del Real Madrid (tanto en sus oficinas como en su vestuario) desearían.
Hasta ahora, sólo dos voces blancas muy autorizadas, las de Xabi Alonso y Casillas, se han elevado para reflexionar acerca del asunto y ambas han tratado de ser más diplomáticas que represoras.
El de Tolosa, dijo que estaba "al cien por cien con Pepe" y que de haber sido al contrario (Pepe el que hubiera amagado con pisar a Busquets) "se hubiese hablado muchísimo más".
El de Móstoles, trató de suavizar sus comentarios hablando de Busquets como "Busi" e incluso se le notó dubitativo a la hora de reprender a su compañero de selección. Cada palabra era masticada. Tardó segundos en soltarlas. "No me gustó, pero como dijo Pepe, lo que pasa en el campo, se queda en el campo. Le tiraré de las orejas cuando le vea", comentó con una sonrisa que trataba de enterrar lo sucedido.
Fue el propio Pepe el que habló con más dureza del asunto. "Si lo hago yo me tengo que ir del Real Madrid", comentó el portugués comentó con evidente enfado. Un tono que quizá debería haberlo hecho a él, a Pepe, merecedor del enfado de Xavi Hernández. Pero no. Xavi mostró su enfado con sus compañeros de la selección española.
Porque él, Xavi, se siente traicionado en las palabras de sus compañeros de selección. Han tocado a alguien "ejemplar", como definió a Busquets. Han tocado al protegido. Algo parecido a lo que debió sentir el Camp Nou cuando el pasado sábado, el público se volcó con su canterano al grito de "¡Busquets, Busquets!", mezclado, eso sí, con algún "¡Písalo, písalo!" que reclamaban más 'sangre' en su roce con Pepe.
Un protegido al que también defendió con mucha intensidad Martino cuando fue preguntado por el tema ("He visto la acción 800 veces, pero me guardo mi opinión") e incluso un Vicente del Bosque que hizo del discurso del argentino su bandera y que descartó cualquier tipo de castigo contra el mediocampista por su gesto. "Sería injusto para el equipo", añadió.
Más de un internacional madridista de la Selección Española cree que con este paso se genera una mala comparación, toda vez que sospechan que Arbeloa sí que fue castigado por sus últimos roces con Diego Costa, pero que no sucederá lo mismo con Busquets.
Un hombre que ya ha protagonizado otros roces con jugadores madridistas, pero que siempre ha salido bien parado en el seno de 'La Roja', como cuando 'presumiblemente' llamó "mono" a Marcelo y no recibió bronca por ello o cuando lesionó sin querer a Albiol en un entrenamiento (le rompió el pómulo) y se trató de tapar el origen de la acción para evitar recelos contra el de Lleida.
En el Clásico que precedió al último del Bernabéu llamó "llorón" a Cristiano Ronaldo y en el de Copa de 2012 provocó la roja sobre Sergio Ramos tras exagerar una entrada del sevillano. Nada de eso tuvo consecuencias en 'La Roja' o en el Barça.
Del Bosque cuida de él como una pieza clave del equipo ("Me gustaría haberme parecido a él como jugador", dijo en su día) y referencia única e insustituible de un equipo en el que goza de galones de futura estrella y también de protegido.