Fútbol

Pepe y el genio que se esconde tras su fama de "asesino"

Pepe pide calma durante un instante del partido | EFE

A Pepe, defensa del Real Madrid, le persigue un apelativo en todos los campos de fútbol que visita. Las gradas le gritan "asesino". En realidad le gritan muchas más cosas, pero quizá es éste el que más llama la atención por duro y reiterativo.

Él lo sabe y lo escucha. En ocasiones, incluso, lo utiliza para defenderse. "A mí me llaman asesino, pero si hago yo lo de Busquets [por el pisotón que recibió en el Clásico] me tengo que ir de España", comentó anoche tras el partido frente al Borussia Dortmund en un encuentro en el que demostró lo que se esconde detrás de ese apelativo y de su fama de hombre duro: un defensa extraordinario cuando juega con todos los sentidos puestos en el fútbol.

Porque Pepe ha demostrado en más de una ocasión que es un hombre duro. Incluso muy duro. Él también ha protagonizado acciones extradeportivas de escaso gusto, como cuando pisó a Messi en 2012 (él mismo salió ante los medios del club pidiendo perdón) o cuando se enzarzó con Casquero tras el famoso penalti de 2008.

Sin embargo, los días que no va más allá de lo meramente deportivo, se convierte en un jugador clave para su equipo capaz de alcanzar cotas de eficacia y seguridad más que elevadas. Tal y como le sucedió este miércoles frente a los alemanes.

Contra el Borussia Pepe estuvo imperial y lo demostró, por ejemplo, evitando un puñado de ocasiones a la contra e incluso goles 'cantados' de sus delanteros. La más clara tuvo lugar en la segunda parte, cuando en una rápida combinación Mkhitaryan se quedó delante de Casillas.

El ariete lo tenía todo para meter la pelota entre los tres palos. Fue entonces cuando emergió de la nada Pepe para, lanzándose al césped, taponar el esférico. El tiro acabó en córner. Iker no se lo creía. El público tampoco. Por eso todo el Bernabéu comenzó a corear su nombre.

No fue la única vez en la que Pepe se cruzó delante de los atacantes rivales para quitarles el esférico de manera limpia, sin falta ni brusquedad. De hecho, en todo el partido el Real Madrid sólo hizo siete faltas y dos de ellas fueron de Benzema.

Los compañeros de Pepe agradecieron su esfuerzo y actuación felicitándolo tras el partido. No es que el Borussia hubiera acosado a los blancos, pero de no haber sido por Pepe y sus intervenciones, quizá habría habido más sustos o algún gol que hubiera dejado vivos a los vigentes subcampeones de Europa.

No fue así y por eso Pepe sonreía. Se había quitado de encima la espina clavada desde semifinales del curso pasado, cuando Lewandowski hizo cuatro goles a los blancos en Alemania con él como titular y marcador del polaco.

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