Fútbol

Neymar tenía razón; el 'Tata' Martino, no

Neymar explota de alegría tras marcar el empate a uno | Reuters

Neymar da Silva Santos cumplió ayer uno de sus sueños desde que, el pasado verano, aterrizara en Barcelona. El brasileño fue, por fin, clave en un partido importante de su actual equipo.

Suyo fue el gol que, anoche, rescató al Barça ante el Atlético de Madrid en la ida de los cuartos de final de la Champions. Pero es que ante los rojiblancos 'Nei' fue algo más.

Fue, junto con Iniesta, el mejor jugador de su equipo. Fue una pesadilla para la defensa atlética. Fue, incluso, mejor que un gris, de nuevo, Leo Messi. Y todo eso lo fue desde la banda izquierda, donde se combinó a las mil maravillas con Iniesta y Jordi Alba para, de manera explícita, sobre el césped y con argumentos futbolísticos, demostrar que era él quien tenía razón y no su entrenador, Gerardo, el 'Tata' Martino.

Porque Martino estaba empeñado en poner a Neymar por la derecha, una posición que al brasileño no le sentaba demasiado bien y que el técnico justificaba afirmando que era una suerte de sacrificio necesario para que Iniesta pudiera jugar en el otro costado.

Es decir, que para poder jugar con cuatro centrocampistas (Busquets, Cesc, Xavi e Iniesta), la delantera tenía que ser Messi por el centro y Neymar por la derecha.

El rol de 'falso' extremo izquierdo quedaría en manos de Iniesta y de las cabalgadas de Jordi Alba. Una teoría que en la práctica no funcionaba. Porque aunque Neymar tuvo acciones importantes en los partidos frente al Espanyol o el Real Madrid en ese puesto de extremo derecho, lo cierto es que su ritmo desprendía malas sensaciones.

No terminaba de conectar con sus compañeros y tampoco lograba poner en peligro a las defensas rivales.

Tan evidente era su bajada de rendimiento y su tristeza en ese costado, que el asunto se convirtió en tema recurrente en sala de prensa el día antes del encuentro. A Martino le preguntaron hasta en tres ocasiones por la nueva posición de Neymar. Y el argentino respondió a todas con cierta sensación de malestar.

Anoche el entrenador volvió a insistir en su idea. Neymar comenzó pegado a la banda derecha y desde ahí, sobre todo en la primera mitad, fue un jugador poco profundo. Perdido y desconectado, se perdió en el galimatías táctico del Atlético de Madrid. Filipe Luis, Miranda, Koke y Tiago le ahogaron.

Sin embargo, ya en la segunda parte, el técnico rectificó y decidió cargar a Neymar por el costado izquierdo. Fue ahí donde empezó a deslumbrar con sus diabluras.

Regates, cabriolas, pases, desmarques... Neymar volvía a ser Neymar y lo era, en parte, porque cerca tenía a Iniesta y Jordi Alba. La movilidad del lateral y del extremo permitían a Andrés encontrar a sus compañeros con una facilidad inusitada.

Fue entonces cuando Alexis hizo entrada en el campo para suplir a Cesc y con dos delanteros bien abiertos, la fiesta para Neymar se hizo completa. Por fin tenía espacios. Por fin podría correr sin tres rivales acosándole.

Y así nació el tanto del empate. Una permuta rápida del conjunto culé pilló desprevenido a Juanfran. Iniesta vio con el rabillo del ojo a Neymar correr y le metió un pase de esos que valen campeonatos.

El 11 culé le ganó la espalda a su rival y se plantó sólo ante Courtois para batirle. Marcó y estalló de felicidad. Lo había conseguido. Había conseguido poner guinda a un gran partido y, sobre todo, había logrado demostrar a su entrenador que es la banda izquierda donde se siente más cómodo y donde más puede parecerse a la versión que deslumbró a todo el mundo desde Brasil y con el Santos.

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