
Sergio Ramos lo ha vuelto a hacer. Su expulsión este domingo ante el FC Barcelona marcó el partido ante el eterno rival ya no sólo por cometer un penalti que puso en bandeja a Messi el empate a tres, sino que, sin él sobre el césped, el Barça fue atormentando al Real Madrid hasta lograr una victoria que aprieta la Liga y deja tocado al cuadro de Ancelotti.
Expulsión que, por cierto, criticó con dureza su hermano René Ramos en las redes sociales y que muchos pueden considerar innecesaria. Porque Ramos cometió penalti de forma infantil, casi inmadura para un jugador de su veteranía. Neymar le ganó la espalda y cuando ya se disponía a encarar a Diego López, el capitán merengue se le acercó por la espalda y, similando apartarse, la agarró el hombro lo suficiente como para que Neymar se fuera al suelo.
El internacional trató de frenar a su contrario con una pillería, pero el tiro le salió por la culata y de qué manera, porque no sólo dejó ayer a su equipo mermado frente al Barça, sino que no podrá estar el miércoles en el Sánchez Pizjuán frente a un Sevilla lanzado.
Con la de ayer, el andaluz suma ya 19 rojas desde que es jugador de los blancos, lo que le transforma en el hombre que más veces ha enfilado el túnel de vestuarios ante de tiempo con la zamarra merengue. Una tendencia peligrosa que, por momentos, convierte al segundo capitán blanco en el peor enemigo de sus propios compañeros. Ramos es, en ocasiones, como tener al enemigo en casa.
Ejemplos de ello hay varios. Sin ir más lejos, el Real Madrid se dejó esta temporada dos puntos en Pamplona después de que Clos Gómez (árbitro al que los blancos vetaron para que pitara el Clásico de ayer) y lo hizo después que Ramos se marchara a casa antes de tiempo. Cierto es que la segunda amarilla no era, pero su expulsión dejó marcado el encuentro al igual que le sucedió frente al Galatasaray, cuando el andaluz también dejó con 10 a su equipo.
El curso pasado también fue expulsado ante el Rayo Vallecano o el Celta de Vigo. Una tendencia que, además, no es la primera vez que le sucede frente al Barça. Ya en 2009 Ramos acabó en la calle después de propinar una dura patada a Leo Messi y de golpear la cara de Puyol en el Clásico que acabó con triunfo local 5-0 frente a los blancos.
En el historial de las rojas de Ramos llama la atención la que se ganó a pulso en Amsterdam cuando Mourinho le forzó a ver dos tarjetas (al igual que sucedió con Xabi Alonso) para llegar limpio a la fase de octavos de final de la competición continental.