Fútbol

La tensa paz entre Casillas y Diego López

Diego López, durante un calentamiento con el Real Madrid | EFE

Diego López ha roto su silencio. El portero del Real Madrid habló este miércoles en el programa 'El Larguero', de la Cadena Ser. Era la primera vez que lo hacía después de un buen puñado de meses sin abrir su boca. Cosas de verse involucrado en la 'guerra civil' que supuso su llegada al Bernabéu y, sobre todo, arrebatarle al puesto a Iker Casillas por obra y gracia de José Mourinho primero y de Carlo Ancelotti después.

Pese a eso, pese a sentirse en medio de un fuego cruzado que en ocasiones no comprende, el gallego dice llevarse bien con Iker y admirar a su capitán como uno de los mejores porteros del mundo.

"Mi relación con Iker es buena, las cosas entre los dos cambian por la edad pero no porque haya pasado nada. Yo respeto y admiro a Iker, siempre le he admirado. Iker nunca me ha faltado al respeto ni yo a él; tenemos una relación cordial, natural entre los dos. (...) No podría tener ninguna palabra negativa contra él porque sería faltar a la verdad", comentó el actual portero titular del Real Madrid.

Unas palabras que suenan muy parecidas a las que el propio Casillas pronunció la semana pasada cuando tendió un cable a su compañero y competidor por la portería blanca.

"Si estamos líderes es gracias, en parte, a Diego y a su trabajo. Como capitán del Madrid, lo que querría pedir es respeto por todos los jugadores que forman esta plantilla. Aquí no es cuestión de quién tiene que jugar o quién es el mejor", añadió el de Móstoles.

Así pues, y lejos de lo que se ha barajado en alguna ocasión, Iker y Diego no se llevan mal. El suyo no es un caso que el que protagonizan, sin ir más lejos, Arbeloa y el mismo Casillas. Sin embargo, el hecho de que no haya animadversión no implica que haya una relación de amistad entre ambos. No. Los dos guardametas se tratan como compañeros de trabajo.

Pero no van más allá. Lo suyo es una relación de tensa paz como demostraron sus gestos el curso pasado, por ejemplo, en el túnel de vestuarios, cuando Casillas pasó de saludar a Diego López en un encuentro de Liga y, más tarde, enmendó su error con un beso algo forzado ante las cámaras en el siguiente duelo del Bernabéu.

Los dos arqueros insisten en hablar de respeto, pero lo cierto es que Casillas no entiende que Diego López pueda ser titular indiscutible y a su vez éste cree que Iker (y sobre todo su entorno) no está asimilando como debiera su nuevo rol en la portería merengue.

El guardameta suplente del Real Madrid entiende que hay movimientos externos que están tratando de moverle la silla en la meta con tal de que el capitán juegue sí o sí. Y es ahí donde entiende que en ocasiones no se juega limpio con él.

Porque él, Diego López, ha tenido que pasar mucho para llegar a su situación actual. Su decisión de abandonar el Real Madrid en 2006 fue de las más duras de su carrera.

Ya en aquellos tiempos la presión mediática para que jugara Iker era gigantesca. Tanto, que cuando se planteó la opción de que Capello lo eligiera como titular a él y no al héroe de la Novena (amén de Zidane), los titulares hablaron de una suerte de broma pesada que a Diego no gustó demasiado.

Aquel adiós supuso un importante paso para crecer personalmente en Villarreal, desde donde alcanzó la internacionalidad con España. Luego apareció el descenso y, más tarde, la amarga experiencia en Sevilla.

"Fue allí a darlo todo, me mataba a entrenar e intenté triunfar allí. Llegué a Sevilla bajo psicológicamente tras el descenso con el Villarreal y asumo que no estuve bien allí", comentó anoche. Pero entonces Casillas se lesionó y le repescó el Real Madrid. Todo cambió para bien. Su sonrisa emergió de nuevo con fuerza y, pese a todo lo sufrido, por fin encontró premio a sus desvelos.

Pese a ello, el debate no se relajó. Más al contrario, se ha recrudecido. De ahí su silencio. De ahí su voluntad por guardar distancias y no molestar demasiado ni al club, ni a sus compañeros, ni a él mismo. Su tarea es la de siempre. Trabajar y darlo todo en el campo. Como hace Casillas.

Vecchi, el entrenador de porteros del Real Madrid está más que satisfecho con la competitividad entre ambos. Una competitividad más que profesional que, con todo, no pasa de ahí. No hay roces, pero tampoco amistad. Sólo la distancia de quien se sabe peleando por un puesto pero combatiendo por los objetivos comunes de su mismo equipo.

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