
El Barça se encuentra inmerso en una situación poco frecuente para la entidad que dirige Josep María Bartomeu. Desde que Guardiola cogió los mandos del equipo allá por 2008, el concepto crisis (pero crisis de las de verdad, no de las pasajeras) parecía guardado en el baúl de los recuerdos. Todo eran éxitos y alegrías más allá de tragedias personales (Tito Vilanova, Abidal...) que no hicieron más que elevar a la categoría de leyenda los logros del club y, sobre todo, de sus futbolsitas.
Pero las cosas han cambiado. Nuevos tiempos. Nuevos problemas. Problemas de todo tipo. Desde institucionales (dimisiones en la cúpula directiva, problemas con Hacienda por Neymar, problemas de Messi con Hacienda...) hasta los deportivos (mala imagen en Liga, el Real Madrid líder, la desidia de algunos jugadores culés...) el Barça parece estar acosado por mil frentes diferentes que hacen de su situación actual un galimatías difícil de desentrañar.
Es medio de esta situación cuando los líderes del vestuario suelen tomar la palabra. Y en esta ocasión, lo han hecho. Los capitanes del Barça suelen hablar y hacerlo de manera coral. Mientras que en el equipos como el Real Madrid esta responsabilidad parece siempre limitada a dos, máximo tres jugadores, en el caso de la entidad catalana suele suceder que el brazalete es un elemento cooperativo.
Hoy por hoy, cuatro son los hombres que portan este privilegiado estantarte. Son Puyol, Xavi, Valdés e Iniesta, si bien son los tres primeros los que de verdad dirigen al club desde su posición de hombres veteranos con más de 14 temporadas en el club.
El reparto, sin embargo, cambiará en breve. Cosas de esos nuevos tiempos antes reseñados. Por ahora, seguro que dos de estos cuatro capitanes (Valdés y Puyol) y quizá tres (por Xavi) dejen el club cuando acabe el curso. Así pues, otros tendrán que asumir el reto de liderar al Barça. Aunque esta afirmación se trata, en verdad, de un eufemismo. Porque los encargados de ponerse el brazalete ya lo están haciendo.
Con sus gestos, sus palabras y sus comentarios están ejerciendo el liderazgo que algunos de los que portan el emblema blaugrana no están ejerciendo.
En los últimos días, hombres como Iniesta o Cesc (además de Xavi) han salido ante los medios para lanzar mensajes antiapocalípticos cargados, además, de todo tipo de connotaciones.
Desde la autocrítica de Iniesta ("Martino no tiene culpa de nada"), hasta el optimista de Xavi ("Estamos en una situación privilegiada") pasando por el responsable de Cesc (confirmó con buenas palabras que no gusta la actitud fiestera de Neymar en las redes sociales).
Ellos, además de Piqué, se han convertido en los otros líderes de este Barça, los que, tarde o temprano se pondrán delante del vestuario para convertirse oficialmente en sus vacas sagradas, los encargados de capitanear la nave blaugrana esté quién esté en los mandos del banquillo o de los despachos.
Un liderazgo que hace tiempo que no ejerce de puertas hacia afuera los capitanes salientes (Valdés y Puyol hace tiempo que no se prodigan en actos públicos) y que parecen negarse a recoger otros veteranos como Messi o Alves.
A 'La Pulga', por ejemplo, se le ha afeado su falta de actitud en los últimos partidos y en el caso del brasileño se le señala como uno de los posibles causantes de que Neymar tenga ciertas actitudes erráticas lejos del campo.
Son la antítesis a esta nueva generación de capitanes del Barça. Capitanes que ya ejercen aunque todavía no luzcan el escudo culé en el brazalete blaugrana.