
Quizá fuese la distracción propia después de la derrota de su equipo por 5-1 ante un rival directo, o quizá fuera simple casualidad, lo cierto es que el entrenador del Arsenal, Arsene Wenger, dio con sus huesos en el suelo cuando el equipo iba a tomar el tren de vuelta tras su partido en Liverpool.
Wenger, que portaba una maleta de ruedas en una mano y un maletín para ordenadores portátiles en la otra tropezó aparatosamente al llegar a la estación ferroviaria y tuvo que ser ayudado a levantarse por varios efectivos de Policía presentes.
Esta imagen, que no deja de ser un incidente sin importancia, ha causado las burlas y chanzas de la afición rival al Arsenal, desde donde se han cebado con el entrenador francés poniéndole la puntilla en una jornada negra para los 'gunners'.