A José Mourinho le gustan los focos. Le gusta el espectáculo de hacerse notar en cada cosa que hace. Bien sea una rueda de prensa o un partido de fútbol, un acto público o su simple asistencia a un partido. Él es así. Un amante de la fanfarria. Y ayer, en la rueda de prensa previa del Steaua de Bucarest - Chelsea lo volvió a demostrar.
En plena comparecencia, el luso (cada vez más en entredicho en la Premier League) se quitó la sudadera que portaba. Hasta ahí todo normal. Quizá tenía calor. Pero no. Ése no era el motivo.
A renglón seguido el ex entrenador del Real Madrid cogió un rotulador y se puso a escribir sobre la prenda. Lo hizo durante un buen rato. Hasta que el traductor acabó de trasladar al rumano lo que había dicho en inglés.
Fue entonces cuando, ni corto ni perezoso, el luso le regaló la sudadera al traductor y se levantó para irse de la rueda de prensa.
Lo curioso de todo es que el delegado de la UEFA se le acercó para decirle que no, que no había terminado la rueda de prensa. Pero a Mourinho (que ya acabó abruptamente una comparecencia hace poco tiempo) le daba igual.
Él siguió con su actitud y se marchó de la zona sin que los periodistas supieran muy bien por qué ni el motivo de su adelantado regalo de Navidad al perplejo traductor.