Fútbol

Los enemigos fantasmas del Barça

Piqué, uno de los críticos con la prense este miércoles | EFE

En tiempos complicados, cuando las cosas vienen mal dadas, dice el manual del perfecto elusor de responsabilidades que lo mejor es mirar fuera. Buscar un enemigo externo en el que cargar casi toda la responsabilidad de lo que sucede. Un chivo expiatorio, vaya. Y que después, todos se ceben lo que quieran con él. Así se pasa de puntillas sobre el tema principal y aquí paz y después gloria.

Ya sucedió durante la era de José Mourinho en el Real Madrid. Al portugués le encantaba aquello de crear fuegos de artificio para que se hablar de todo, menos del juego de su equipo. Que si los árbitros, lo horarios, el teatro del Barça, Villar e incluso Unicef. Y no digamos nada de la prensa, el objetivo favorito del luso.

A 'The Special One' le encantaba encararse con los periodistas para que sus acólitos hicieran lo propio y a partir de ahí el debate se desviara hacia el de siempre, el mensajero. Hoy en día el Real Madrid es una balsa de aceite. Los resultados llegan y nadie acusa a nadie de lo que es, en verdad, responsabilidad propia.

Sin embargo, la balanza se ha inclinado al otro lado del Puente Aereo. Ahora resulta que es el Barça el equipo que está en crisis y le toca el turno de usar técnicas evasivas a sus miembros. Jugadores y técnicos buscan enemigos fuera de las puertas del vestuario.

Y lo han encontrado en el mismo sitio donde solía encontrarlo Mourinho: en los asientos desde el que la prensa pregunta cada día en la sala de prensa del Camp Nou.

Dardos a la prensa

El primero en inaugurar esta tendencia fue Gerardo Martino. El entrenador aterrizó en Barcelona con la sensación de ser un técnico pacífico. Pocas polémicas parecían que encontrarían con él los periodistas. Pero las hallaron cuando el entrenador trató de mutar el estilo del Barça y, pese a que los resultados llegaban en forma de victorias cómodas, arreciaron las críticas.

A Tata no le gustó nada aquello. "Como yo no soy catalán u holandés", dijo irónico los primeros días tratando de criticar a la prensa por cargar contra él. Quizá si fuera un preparador de la casa o tulipán no lo criticarían. Se ve que no conocía demasiado la era Cruyff. El caso es que aquella declaración de intenciones fue creciendo. "¿Cuál es la crisis de esta semana?", preguntó irónico en alguna que otra comparecencia.

Pues bien, al final los resultados le dieron la espalda y Martino insistió en su discurso contra los medios, pero esta vez para asegurar que hacían críticas basándose en los resultados, cuando en verdad era todo lo contrario. Cuando mejores resultados cosechaba el Barça, más arreciaban las críticas contra él.

Algo parecido sucedió con los jugadores cuando al finalizar el partido frente al Athletic todos hablaron de un buen partido blaugrana y de lo exageradas que eran las críticas. Formaba parte del guión fijado con el Tata Martino en el 'golpe de Estado' dado por la plantilla en los últimos días.

Todo fue bien hasta que un periodista le cuestionó a Iniesta si el equipo entrenaba bien. Lo hizo en zona mixta e Iniesta se enfadó. Le clavó la mirada, le soltó un rotundo "no" y se fue.

Ayer Piqué, en sala de prensa, aprovechó aquel episodio para cargar de nuevo contra la prensa al asegurar que aquella cuestión era una falta de respeto "porque insinuaba que no se entrenaba bien".

Algo parecido sucedió con Xavi Hernández. El segundo capitán culé habló anoche en Catalunya Radio y afirmó sentirse más preocupado "por el entorno que por el equipo", al tiempo que afirmaba que parte del problema culé viene por las exigencias externas.

"Venimos de una época dorada, marcábamos en el minuto uno y ahora hay una negatividad que no ayuda", señaló. Para Xavi el equipo sigue jugando bien, pero no ayudan las críticas. De nuevo el problema parece estar lejos del terreno de juego. Los enemigos fantasmas del Barça parecen estar también al otro lado del césped.

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