El Barça atraviesa un momento delicado. Delicado en los terrenos de juego y fuera de ellos. Más en concreto en el vestuario donde Gerardo, el Tata, Martino empieza a conocer qué es de verdad entrenar a un grande (con jugadores muy grandes) como el FC Barcelona.
Según cuenta el diario As, la plantilla blaugrana ha vuelto a dar una suerte de puñetazo encima de la mesa. Un pequeño golpe de Estado después del que protagonizó Xavi a principios de curso cuando, tras jugar contra el Rayo Vallecano, se reunió con el argentino y le pidió volver a jugar como solían. Ya saben, a tener la pelota y nada de usar pelotazos, como sucedió en Vallecas.
Martino aceptó pero los resultados no han llegado. Al contrario. El Barça atraviesa su peor momento de juego y la plantilla (los pesos pesados, vaya) ha decidido dar un paso adelante y exigir más a Martino. Lo han hecho por varios flancos. El primero, el de alejar a su preparador físico, Paolorosso, de la ciudad deportiva de Saint Joan D'Espì.
El preparador físico que se trajo el Tata desde Argentina ha vuelto a Argentina para tratar a Messi de su dolencia. Tras su marcha, Aureli Altamira y Paco Seiru-lo, veteranos preparadores físicos del Barça, tomarán las riendas para tratar de poner fin a uno de los grandes problemas que tiene el equipo culé: la falta de oxígeno.
A este Barça le cuesta moverse. Hombres como Iniesta, Xavi, Busquets o Cesc están al borde de sus límites. Y desde dentro, cuenta As, las quejas crecen por los métodos de entrenamiento. No les gustan. No van con ellos.
Además, la plantilla también ha pedido a Martino que se potencie al máximo los métodos de juego que se empleaban con Tito Vilanova. Para ello, dicen las vacas sagradas, están miembros del cuerpo técnico del anterior cuerpo técnico como Jordi Roura.
El pacto, insiste el rotativo, es sencillo. Los jugadores defenderán a muerte al entrenador ante los medios de comunicación siempre y cuando éste empiece a virar el rumbo de la nave culé hacia los designios que tienen sus futbolistas.
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La charla con Xavi