
Si algo le gusta al FC Barcelona, a sus aficionados, jugadores y directivos es presumir de cantera. Y es que los blaugrana son, no hace falta decirlo, un equipo construido a golpe de talento procedente de la antigua y la nueva Masía.
Sólo hay que echar un vistazo a la actual plantilla para entender por qué. En el equipo que entrena Gerardo, el Tata, Martino hay 17 futbolistas que proceden de las categorías inferiores.
La lista es larga. Y tiene quilates. Valdés, Oier, Bartra, Alba, Montoya, Piqué, Puyol, Busquets, Cesc, Iniesta, Jonathan do Santos, Xavi, Sergi Roberto, Cuenca, Messi, Pedro y Tello conforman casi casi una plantilla 'per se'. Son el corazón de este equipo.
Sin embargo, la realidad reciente del equipo blaugrana habla de una dirección bien distinta. El Barça, poco a poco, empieza a perder la esencia de equipo canterano que tan fuertemente impulsó Pep Guardiola en sus primeros años en el Camp Nou.
Sólo hace falta mirar al presente curso para comprobar esta realidad. En lo que llevamos de curso tan sólo Traoré o Patric han destacado como debuts notables en las filas del primer equipo. Y ambos lo hicieron desde el banquillo en el partido que el Barça jugó (y perdió) frente al Ajax de Amsterdam.
Mientras, otros jóvenes de nuevo cuño, como Bartra, Montoya y Tello, todos ellos ya convocados con la selección española absoluta, amenazan con marcharse del equipo si no gozan de oportunidades, algo que no ha sentado muy bien a Piqué. El defensa ejerció ayer de capitán para lanzarles un aviso.
"El que no esté cómodo tiene las puertas abiertas", comentó. Sabe de lo que se habla. En los últimos tiempos ha visto como buena parte de los jugadores con talento de las categorías inferiores del Barça con proyección se han marchado. Las oportunidades empiezan a escasear en el Camp Nou. El Barça ya no es el club de cantera que solía ser.
Sin canteranos consolidados
Para comprender un poco hacia donde se dirige la deriva canterana del Barça hay, en primer lugar, que cuantificar cuántos canteranos se están consolidando en los últimos tiempos en el primer equipo y el resultado es una sorprendente cifra decreciente.
Desde que Guardiola diera dorsal del primer equipo a Thiago, lo cierto es que la presencia de canteranos con ciertos galones dentro del primer equipo se ha reducido de manera sorprendente. Primero fueron Busquets y Pedro. Luego llegaron el propio Thiago, Montoya o Bartra. Sin embargo, tras ellos, apenas nada.
Este curso Sergi Roberto estaba llamado a ser uno de esos jugadores con un nuevo rol en la primera plantilla. Zubizarreta anunció su subida con los mayores como parte del proceso natural de este club tras la salida de Thiago. Sin embargo, el chaval apenas cuenta con minutos. Mientras, otros jugadores que sí parecían consolidados (casos de Tello y Montoya) han dado un paso atrás.
El primero, con la llegada de Neymar, ha visto como ha pasado a ser un hombre más que secundario. Es el quinto delantero tras Messi, el propio Neymar, Alexis y Pedro. Quizá incluso el sexto. La inclusión de Cesc como falso nueve tampoco le ayuda.
En el caso de Montoya, juega por obligación. La lesión de Alba y Alves hace que Martino no tenga más opciones. Sin embargo, cuando los dos titulares vuelvan a escena su rol volverá a ser secundario. El jugador acaba contrato a finales de curso y podría negociar con el club que quisiera a partir de enero.
Algo parecido le sucede a Bartra, el caso más sorprendente. El central se quedó en el Barça ante la necesidad de reforzar una posición en la que se buscó desesperadamente un fichaje. Sin embargo, no llegó.
Pese a ello, Martino tampoco le dio bola hasta que las ausencias (otra vez las ausencias), hicieron que demostrara su clase. En el tramo del mejor Barça de este curso fue toda una garantía. Pese a ello, con la vuelta de los titulares, Bartra ha pasado de nuevo al banquillo e incluso a la grada.
Sin apenas incursiones
Una de las características de Guardiola en lo que a los canteranos se refiere era siempre la de dar a los chicos participación en partidos intrascendentes para que, poco a poco, se fogueasen.
Dos buenos ejemplos de aquello fueron los dos últimos partidos de la Liga de Campeones de las temporadas 2010-2011 y 2011-2012, donde el técnico dio oportunidades a un total de 12 jugadores de categorías inferiores.
Este curso, sin embargo, la presencia de canteranos en este tipo de incursiones se ha reducido de manera más que notable. Además de los ya citados Adama y Patric, Dongou es el tercer canterano que ha tenido minutos. Todos, por cierto, como suplentes.
El sorprendente caso de Cuenca
Uno de los canteranos que debutó en aquellos partidos de Liga de Campeones en los que Guardiola tiraba de chavales fue Isaac Cuenca. El extremo derecho, fiel a la tradición de Guardiola, apareció en el primer equipo a mediados de curso con potencia.
Pep le dio importancia y aunque luego su presencia decayó, se daba por hecho que tendría peso en el equipo. Una inoportuna lesión truncó su evolución y más tarde acabó en el Ajax de Amsterdam, donde cogió de nuevo ritmo. Sin embargo, en verano, al regresar al Barça, el club decidió apartarlo.
Lo dejó sin dorsal en una situación extraña que, además, provocó las críticas del canterano y de buena parte de la masa social culé. Finalmente el club le dio dorsal pero todavía no ha jugado ni un minuto y es un firme candidato a dejar el club incluso en el mercado invernal.
Fuga de talentos
La de Cuenca, de producirse, no será la última fuga de un canterano con nombre más o menos relevante en los últimos tiempos en el Barça. Desde que Nolito (ahora en el Celta) abandonara el club en 2011 dando un guiño al Real Madrid, un buen puñado de jugadores han dejado la disciplina blaugrana bien en forma de cesión, bien en forma de traspaso.
El adiós más sonado ha sido el de Thiago, jugador que ha dejado un importante agujero en la plantilla blaugrana. Junto a él, futbolistas como Bojan, Jeffren, Fontás, Muniesa, Riverola, Víctor Vázquez, Deuloufeu o Rafinha ya no están en el club.
Sus destinos y trayectorias son variadas, pero a buen seguro que el club no dudaba en repescar a alguno de ellos para dar empaque a una plantilla con falta de fondo de armario.
Un fondo de armario que antes formaba la cantera y que ahora se ha quedado corto precisamente por la escasez de confianza en las categorías inferiores.