Fútbol

Mil sombras de un Balón de Oro manchado por las sospechas y la improvisación

Cristiano Ronaldo podría no acudir este año a la gala de Zúrich | Archivo

Es el tema del momento. Lo lleva siendo casi desde que arrancó el presente año 2013, pero aquello de que se acerque la fecha clave hace que las discusiones sobre el Balón de Oro lo colmen todo. Desde titulares de prensa escrita, radiada o televisada, hasta las conversaciones de barra de bar pasando, como no, por las redes sociales. Se ha convertido en un clásico.

Sin embargo, este año hay un puñado de ingredientes que meten algo más de pimienta al dichoso debate sobre quien debe ser elevado a los tronos del dichoso mejor jugador del planeta.

En primer lugar, que al contrario que otros años, no está tan claro quien debe ganarlo. Ribèry, Messi y Cristiano Ronaldo optan al galardón con intensidad. A ello se unen las meteduras de pata de Blatter con su imitación a CR7 y los volantazos de la FIFA para ampliar un periodo de votación. Cosas de querer tener a todos contentos. O quizá a nadie.

Sea como fuere, el presente curso el Balón de Oro ha aumentado más si cabe su desprestigio. Desde que en 2010 la FIFA decidiera tomar las riendas del premio, el galardón que otrora otorgaba la revista francesa France Football se ha convertido en objeto de todo tipo de críticas fundamentadas en un buen puñado de pifias. Éstas son las que en peor lugar dejan al galardón del año en el mundo del balompie

1.- Sin votos ponderados

La entrada de la FIFA ha aumentado el numero de votantes. Si antes era un selecto grupo de periodistas (en España Paco Torres, de Mundo Deportivo ejercía de vocal patrio) el que decidía el galardonado, ahora lo hacen, además, los seleccionadores y capitanes de los equipos vinculados a FIFA a lo largo de todo el planeta.

Todos y cada uno de ellos, por cierto, tiene el mismo derecho a voto. Es decir, que lo que decida el capitán o seleccionador de España, Italia, Brasil o Argentina tiene el mismo valor que el voto del capitán o seleccionador haitiano, tailandés o iraní, por poner un ejemplo.

Ésta es una de las cuestiones más criticadas desde Europa y Latinoamérica, toda vez que se considera que el voto de ciertas naciones sin mucha tradición futbolera puede terminar convirtiéndose en un voto de poca calidad.

Esto es, sus miembros votan más de oídas que por un conocimiento real del desarrollo de una temporada, lo que termina dando ventaja a los jugadores más mediáticos. Fue lo que le sucedió a Messi en 2010, cuando se llevó el premio por delante de un Iniesta y Xavi que habían hecho más méritos que el argentino, pero que no gozaban del gozo popular que tiene 'La Pulga'.

Para ello son muchas las voces que piden un voto ponderado. Es decir, que según el ranking FIFA se otorgue más importancia al voto de los equipos más destacados y que las selecciones menores tengan menos peso en la decisión final. Con todo, parece complicado que así suceda. Uno de los puntales de Blatter en FIFA es contar con el apoyo de federaciones menores que le aseguran poder interno y la mejor manera de tener a esas federaciones contentas es darles caramelos como el del Balón de Oro.

2.- Un sistema de recogida dudoso

El año pasado José Mourinho y Pandev, capitán de Macedonia, destaparon algunas de las dificultades que existe en la recogida de puntuaciones del Balón de Oro. El delantero del Nápoles votó a Mourinho como mejor técnico del año y así lo manifestó a su federación por teléfono, pero Macedonia terminó remitiendo un voto erroneo.

El documento enviado a FIFA, con una firma falsa de Pandev, por cierto, afirmaba que el delantero había votado a Del Bosque y no al portugués. Aquello hizo disparar las sospechas de que pudiera haber más caso 'Pandev' por todo el mundo. El sistema de recogida de votos sigue dejando dudas.

3.- Votarse a sí mismo

Otro de los cambios más polémicos es el que permite a los seleccionadores y capitanes votar a sus propios compañeros de selección, algo que ha provocado que técnicos como Joachim Löw, el entrenador de Alemania, haya decidido no votar en esta edición. Hay cinco alemanes en la lista de 23 candidatos y, dice Löw, decantarse por uno o por otro sería una falta de respeto. No votar a un compatriota, pudiendo hacerlo, también. De ahí que haya decidido abstenerse.

Este hecho, el que un capitán o seleccionador, pueda votar a candidatos de su país, hace que se den casos de claro nepotismo que en nada ayuda a la transparencia del premio. Se produce una suerte de amiguismo que dispara las sospechas.

También resulta extraño que seleccionadores de otros países puedan votar a los jugadores de su nacionalidad, como sucedió con José Antonio Camacho el curso pasado. El ex entrenador de China votó a tres jugadores españoles.

4.- Suplantación de identidad

También sucede que hay equipos nacionales que usan triquiñuelas para 'suplantar' la identidad de los que deben votar. El año pasado, sin ir más lejos, Bruno Alves, jugador de Portugal, votó en lugar de Cristiano Ronaldo porque el delantero del Real Madrid, supuestamente, no pudo votar el día en que se pidió a la selección lusa que ejerciera su derecho a voto.

Así, Alves, ni corto ni perezoso, votó a Cristiano Ronaldo en primer lugar, algo que el propio CR7 podría haber hecho (y que deslizó que haría) sin que seguramente hubiera hecho demasiado bien a su imagen. De ahí que Alves ejerciera el voto sin crear esta suerte de dilema moral a su compañero. Entre los votos del defensa, por cierto, ni una mención a Messi.

5.- Sin criterio fijo

Otro de los factores que hace que el Balón de Oro sea un premio en cierta medida difuso es que no existe un criterio fijo de voto. Dice la FIFA en el documento que remite a los votantes que deben escoger en función del "rendimiento deportivo y el comportamiento general en el campo y fuera de él desde el 1 de enero de 2013 hasta la fecha".

Es decir, que no hay un criterio. ¿Los títulos o el rendimiento individual? ¿Capacidad goleadora o el mejor en su puesto? ¿Qué pesa más? No se sabe a ciencia cierta y eso no hace más que meter dudas al premio y por ende, a su prestigio.

6.- De plazos y otras concesiones

Este año el colmo de los volantazos lo ha protagonizado la propia FIFA, empeñada en hacer concesiones a los mejores candidatos. Volantazos que, finalmente, han quedado en nada. El primero fue el amago de Blatter de ampliar a cinco los finalistas en lugar de tres.

A más finalistas, más focos mediáticos y, por lo tanto, más negocio. Era, además, una manera de agradar a Ibrahimovic o Neymar, jugadores de talla mundial que parece que se quedarán lejos del podio de Zúrich. Pues bien, tiempo después de anunciar este cambio, la FIFA dio marcha atrás y lo hizo, en parte, para contentar a Cristiano Ronaldo y su monumental enfado por la imitación de Blatter al portugués.

Aquello también propició que, sorprendentemente, el organismo ampliara el periodo de votación hasta finales de noviembre ya no sólo para los técnicos y capitanes que no habían votado, sino también para aquellos que ya lo había hecho. La decisión coincidió con la exhibición de CR7 ante Suecia en la fase de clasificación para el Mundial.

¿Casualidad? No parece. Quizá así Blatter quisiera tapar su fallo dando la opción de que muchos técnicos se dejaran incluir por los grandes partidos del madridista y mutaran su decisión. La última pifia de un Balón de Oro que gana en poder mediático, pero que parece perder prestigio a pasos agigantados.

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