
En el Nuevo San Mamés, el Barcelona cayó por segunda vez consecutiva en un partido oficial esta temporada. Los de Martino aún son líderes con un comienzo espectacular en lo que a los números se refiere, pero el equipo comienza a evidenciar síntomas claros del agotamiento de un modelo. Una especie de ruidosa transición a una nueva forma de hacer las cosas.
La llegada del 'Tata' fue vista por muchos como la renuncia a un modelo que había proporcionado al Barcelona temporadas tan gloriosas como la de los seis títulos. Y ahora se ven caragdos de razones: los partidos de los culés distan mucho de los de Guardiola (menos de los de Vilanova), la rapidez en las combinaciones ha desaparecido, la presión ya no existe y los jugadores clave pasan por estados de forma bastante discutibles.
El partido de ayer reflejó las carencias de un equipo que se siente intimidado ante la presión rival, que ya no encuentra las llaves de los cerrojos de sus enemigos. Un equipo que recurre a balones largos para intentar crear peligro, que ya no puede salir con el balón jugado como antes. El Barça que llegaba y llegaba sin cesar al área contraria vivió ayer su antítesis: un solo tiro a puerta en todo el partido.
Sin Xavi ni Iniesta
Lo más representativo de la derrota en Bilbao quizás fue la forma en la que el 'Tata' quiso revertir la situación: sustituyendo a Xavi e Iniesta, sus dos mejores pasadores en el centro del campo. Toda una declaración de intenciones: la renuncia al modelo del 'tiki taka' que da paso a un juego mucho más directo, con extremos más incisivos y ataques más fugaces.
Una forma de jugar en la que defenderse sin balón no está prohibido, en la que el contraataque se encuentra en la lista de herramientas posibles. Un cambio que, de momento, lastra al equipo, que naufraga en defensa con un Macherano mediocre, un Piqué en horas bajas, un Puyol en el ocaso de su carrera y un Bartra testimonial.
El agotamiento también parece mental: las soluciones ya no aparecen por la mente de los peloteros, y también se percibe en otros aspectos: en Ámsterdam, el problema fue de intensidad, pero en Bilbao, aún poniendo toda la carne en el asador, los culés no encontraron nunca la manera de hacer daño al Athletic.
Ésa fue, quizás, la peor sensación del partido en el Nuevo San Mamés: el querer y no poder, que el Barça se viese superado en todas las facetas del juego por su rival. Que con un marcador en contra, los del 'Tata' no supiesen encontrar una solución. Que, a pesar del esfuerzo de Can Barça por estirarlo, el 'tiki taka' haya llegado a su fin en la capital condal.