El capitán del Real Madrid y la Selección Española, Iker Casillas, ha vuelto la vista atrás para hablar del ambiente de crispación que dejó en el combinado nacional la sucesión de clásicos y de cómo tanto él como Xavi tomaron la iniciativa para reconducir una situación que puso en peligro la cohesión del grupo.
En una entrevista a El País, Casillas asegura que llamó a su amigo Xavi Hernández "porque la estábamos cagando". Aún así, el portero no cree que ello le convirtiese en el salvador de La Roja: "Yo no salvé nada. Llamé a Xavi porque era mi deber y mi responsabilidad como capitán de la selección, porque vi que era lo que tenía que hacer, porque nos estábamos equivocando tres pueblos".
Casillas asegura que la tensión desatada en los partidos que jugaron Real Madrid y Barcelona (el propio capitán llegó a protagonizar algunas sonadas declaraciones, y episodios como el del dedazo de José Mourinho a Tito Vilanova y las múltiples tanganas quedaron para la posteridad) era algo que jamás había visto ni concebido: "Yo no había visto desde que era niño la imagen de un Barça-Madrid como la que estábamos dando y yo estaba allí, era protagonista de un error imperdonable, parte y responsable de lo que estaba pasando".
Positivo para el Madrid
Pese a que ha estado en el centro de las críticas de un sector de la afición madridista, Casillas defiende su actuación y cree que fue positiva para el Madrid: "Lo que tengo claro es que al Madrid, como equipo, no le pasó factura y yo siempre pienso en el equipo antes que en mí. Desde aquella llamada a Xavi ganamos una Copa, una Liga fantástica, una Supercopa, una Eurocopa con España...".
Respecto a la presión y las críticas, Casillas rememoró los duros momentos que le tocaron vivir como capitán español, que sn sus propias palabras, los vivió "como lo que eran, tonterías, absurdeces para llenar periódicos, gilipolleces. No lo entendía, ni yo ni nadie, pero ya sabe, amarillismo. No, no me afectó, ni a mejor ni a peor".
El motivo de su suplencia