
Jugar con Leo Messi es, en los los últimos partidos del FC Barcelona, jugar con diez futbolistas. Su pavor a caer lesionado le hace ser otro futbolista. No encara, dribla o dispara. No corre, ni se desmarca. Es otro.
En ocasiones, ni siquiera parece estar sobre el césped. Y pese a ello, el argentino sigue jugando, algo que le hace aumentar el riesgo de caer lesionado como ocurrió este domingo frente al Betis. ¿Por qué insisto Martino? ¿Por qué no le da descanso para que vuelva a ser el de siempre?
La duda nace de Cesc Fàbregas. El mediocampista catalán lanzó nada más acabar el partido en el Villamarín un mensaje de doble sentido. Por un lado, a su compañero. Por el otro, a su técnico.
"Messi tiene que parar y cuidarse. Yo también lo pasé muy mal durante un año y medio en el Arsenal por lo mismo. Al final, te metes en un pozo jodido, y espero que a él no le pase lo mismo. Que se recupere y se tome todo el tiempo que haga falta hasta que esté bien", comentó al acabar el partido.
Tratemos de leer entre líneas. Cuando Cesc habla se está refiriendo a Messi. Cierto. Pero también a Martino. Porque es el argentino el que hace que 'La Pulga' juegue siempre, partido tras partido. No le da apenas descanso y le hace, casi siempre, partir desde el principio.
Cierto es que en el arranque de campeonato Martino se atrevió a cambiarlo en un par de ocasiones, cuando el crono marcaba el minuto 70, pero nunca se ha atrevido a que sea suplente o a, simplemente, dejarlo fuera de la convocatoria, como sí ha ocurrido con Piqué, Xavi, Iniesta, Busquets, Cesc, Alexis, Pedro... todos han tenido su cuota de grada. Todos menos Neymar y Messi. Las dos estrellas pesan demasiado. Y quizá no deberían hacerlo. De ahí que el mensaje de Cesc vaya a Martino. Pero también a Leo.
La figura de Messi es gigante en el Barça. Nos puede gustar más o menos, pero resulta innegable que el 10 manda mucho en el vestuario y fuera de él.
Tomar una decisión que vaya en su contra es complicado y no digamos si ésta supone dejarlo lejos de las convocatorias durante una semana o dos para que se recupere. Leo es egoísta como todos los jugadores. Lo quiere jugar todo. Lo engulle todo.
Pero eso, en ocasiones, no es más que una bomba de relojería que va e su contra, más si cabe esta temporada, cuando la pretemporada culé ha sido algo disoluta y Messi no ha descansado del todo en vacaciones, cuando jugó algunos partidos benéficos que, pese a serlo, no dejaron de ser encuentros, viajes y citas que lo estresaban un poco más cuando, en realidad debía de descansar. Así pues, él, el propio jugador, también tiene parte de culpa de todo este lío y este constante ir y venir de lesiones.
Si ambos, técnico y jugador se ponen de acuerdo, quizá estén a tiempo de frenar el alto ritmo que está soportando y pueda volver a ser el de antes. Si no, quizá estemos ante la temporada más complicada de Messi desde que se convirtiera en el mejor jugador del planeta hace ya cinco años.