Fútbol

El Barça vuelve a la versión más oscura de la era Roura en la previa del Clásico

Martino habla con Neymar durante el partido de Milán | Reuters

El FC Barcelona empató este martes en Milan y despertó fantasmas que parecían enterrados con el arranque de la presente temporada y las modificaciones introducidas por Gerardo 'el Tata' Martino.

Son los fantasmas de la era de Jordi Roura, cuando el Barça tocó fondo precisamente contra el Milan y el Real Madrid. Más tarde el regreso de Tito Vilanova enderezó algo el rumbo, hasta que el Bayern de Múnich barrió del mapa europeo a los culés en las semifinales de la máxima competición continental.

Pues bien, en los dos últimos encuentros (los dos empates en el Sadar y San Siro) algunos de los errores de aquellos días volvieron a emerger y lo hicieron quizá en el peor momento posible, en la previa de un Clásico que se mira con otros ojos tras lo acaecido en estos días.

Los propios jugadores del Barça saben que algo pasa. O al menos algunos de ellos parecen saberlo. Ayer Adriano y Mascherano fueron muy autocríticos con la falta de intensidad y los errores en defensa respectivamente. Sin embargo, otros como Xavi y Piqué prefirieron cargar contra los que critican los últimos resultados culés y lo hacen basándose en que el equipo sigue dominando los partidos en términos de posesión y de ocasiones claras de gol.

Una defensa desarbolada

Razón no les falta. La posesión sigue siendo culé y los Neymar, Messi y compañía siguen teniendo calidad de sobra como para atemorizar a cualquier rival. Pero eso no quita que el juego haya bajado un par de peldaños y haya rozado, en algunos aspectos, bajos niveles de rendimiento que en un súper equipo como el Barça resultan preocupantes.

Por ejemplo, en defensa. La zaga culé empieza a dar demasiados regalos en todos los partidos. El gol de Robinho fue el más claro de todos. La falta de entendimiento de Piqué y Mascherano fue evidente, pero también la manera como ambos afrontaron el error marchándose al mismo tiempo a por Kaká en lugar de tratar de tapar al autor final del tanto.

Minutos antes, Muntari perforó la portería de Valdés después de recibir un genial pase de Robinho que acabó en un justísimo (y acertado) fuera de juego. El delantero había aprovechado el espacio que había dejado a su espalda Alves y el despiste de Piqué al tratar de taponar el amago de disparo del brasileño. Era el primer aviso.

En la segunda parte el propio Muntari dio otro susto después de que Busquets perdiera una bola en la medular y ésta acabara en sus pies cuando Piqué y Mascherano estaban abiertos. Tuvo una autopista para poder marcar el segundo, pero, la pelota acabó enredada en sus pies y la ocasión se marchó al limbo.

Perdidas tras perdida

En esta jugada es importante destacar que el fallo fue, en parte, de Busquets. El medio culé perdió un puñado de balones incomprensibles (hasta cinco en total) y no fue el único desacertado en este punto.

El Barça vio como 84 balones pasaron al rival, por las 95 pérdidas del Milan. Durante el partido jugadores como Iniesta o Xavi estuvieron especialmente desacertados en este campo. El primero perdió ocho bolas y recuperó sólo dos. El segundo perdió seis veces el esférico y lo recuperó en ocho. Algo chirrió en la medular blaugrana.

Para colmo, la intensidad y velocidad del juego fueron demasiado previsibles. De hecho en los primeros diez minutos de partido (hasta que llegó el gol) fueron de dominio total del Milan y sólo después del tanto de Robinho los de Martino se pusieron las pilas para presionar en campo rival como venían haciendo últimamente. El problema es que el Milan se encerró y dejó la iniciativa a los culés, que como en Pamplona, 'manosearon' la pelota sin alternativas claras, con demasiada lentitud y sin apenas desmarques.

Con el gol de Messi el panorama no cambió demasiado y el Barça siguió prolongando su dominio ineficaz.

Probaturas tácticas

Tampoco ayudó el nuevo sistema táctico que probó Tata Martino, con Alexis casi de delantero centro y Messi tirado al costado derecho o en la media. La banda diestra fue completamente para Alves y ahí el brasileño ofreció facilidades a un Kaká que le supo encontrar las cosquillas hasta que le duró la gasolina.

En definitiva, demasiadas dudas repetidas justo antes de que visite el Camp Nou uno de los rivales que más miedo a metido a los culés en las últimas temporadas.

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