
Iker Casillas se encuentra en uno de los momentos más duros de su carrera. El portero del Real Madrid es suplente del equipo blanco y aunque hoy apunta a titular frente a Georgia (21:00), en la selección española ha perdido el papel protagonista que antes tenía.
Una situación desagradable para el portero blanco que, en realidad, viene de lejos. El divorcio con Mourinho lo colocó en el ojo del huracán y su lesión tras una patada de Arbeloa hizo el resto. Aunque Iker ya estaba en condiciones para jugar a mitad de marzo, 'The Special One' lo relegó a un segundo plano ante las buenas actuaciones de Diego López.
Tensiones que hoy tienen como consecuencia su posible marcha del club en junio de 2014 y su origen en una famosa llamada telefónica, aquella que el propio Casillas hizo a Xavi Hernández y Carles Puyol en agosto de 2011.
No hará falta que se les ponga en demasiados antecedentes. Ante la escalada de tensiones emergida del maratón de Clásicos de aquel año, Casillas decidió tomar la iniciativa y llamar a Xavi y Puyol. Tras desvelarse aquella charla, Mourinho montó en cólera. Ahí comenzaron sus principales disidencias.
Una llamada, dos versiones
La versión más conocida de la charla entre Xavi e Iker dice que Casillas pidió perdón a Xavi por todo lo sucedido. Sin embargo, hoy, años después, se ha filtrado una visión totalmente distinta.
Cuenta José Antonio Luque, periodista de Punto Pelota, que en ese episodio se produjo una traición. La del culé al madridista. La de Xavi a Iker. Porque el contenido de la charla fue amigable y amistoso, sí, pero estuvo cargado de intercambio de reproches de uno y otro por todo lo sucedido hasta la fecha.
No hubo perdón alguno de Casillas a Xavi o, mejor dicho, sí que lo hubo. Iker pidió disculpas por sus palabras tras la Supercopa de España, cuando, después una dura entrada de Marcelo, el blaugrana se retorció de dolor en el suelo. Casillas no se lo creyó y habló de teatro'.
Durante la conversación telefónica, Casillas hizo hincapié en aquel episodio y transmitió su arrepentimiento a Xavi. Pero sólo ante aquel episodio. Xavi, sin embargo, comunicó una cosa bien distinta al vestuario del equipo blaugrana.
Después de la charla, el mediocampista culé se plantó ante sus compañeros antes de un entreno y les dijo algo distinto a lo que había comentado Iker. Afirmó que el portero había pedido perdón en nombre de toda la plantilla del Real Madrid por todos los roces sucedidos en esa cadena de Clásicos. Esa versión, la de Xavi, fue la que finalmente cayó en manos de Mourinho. El portugués se la creyó, y aunque Casillas trató de matizársela, el entrenador nunca le creyó.
El portero blanco se molestó bastante con lo sucedido y aunque, más tarde, aclaró de nuevo posturas con Xavi, las consecuencias de aquella versión incorrecta del culé ante sus compañeros dejó consecuencias más que sensibles en el futuro del capitán blanco y de la selección española.