
Andrés Iniesta está en pleno proceso de renovación con el FC Barcelona. Su rechazo a las primeras propuestas culés, el aplazamiento de algunas reuniones y los cantos de sirena que llegaban desde Inglaterra hicieron que las alarmas saltaran en la Ciudad Condal. Más de uno empezó a temer un posible enquistamiento que acabase con el de Fuentealbilla lejos del Camp Nou.
Fue él mismo quien se encargó de espantar fantasmas cuando hace apenas semana y media habló en sala de prensa. Su mensaje, alto y claro, no dejaba lugar a dudas. "Quiero seguir en el Barça. No debería haber problema", comentó. Un suspiro de alivio recorrió las oficinas culés. Sus palabras sabían a bálsamo tranquilizador para los mandatarios culés (ya bastante espantados con el caso Valdés) y para la afición blaugrana.
Sin embargo, que Iniesta quiera seguir no significa que el proceso para su continuidad vaya a ser sencillo. Ni mucho menos. Más al contrario. Andrés no lo pondrá fácil y no lo hará por varios motivos. Motivos que van más allá de lo económico. Motivos que tocan a lo emocional y lo personal
No es sólo dinero
No lo decimos nosotros. Lo dice Iniesta: el cariño y sentirse valorado será uno de los puntos clave en la negociación abierta entre club y jugador para ampliar su contrato quien sabe si en la última rúbrica que el manchego tenga con su vigente club.
En una entrevista concedida anoche a 'El Larguero' de la Cadena Ser afirmó que "a mí me da igual ser el segundo, tercer o cuarto jugador mejor pagado del Barça. Esto no es una cuestión de posición ni de dinero. En ocasiones el dinero no lo hace todo. Yo lo que quiero sentir es que recibo el mismo sentimiento que yo le doy al club. Para mí este equipo es mi familia y así me quiero sentir", comentó en una suerte de mensaje encriptado.
Andrés no aclaró ni una palabra más. No desvelo a qué se refería con eso del cariño y si ese cariño se podía cuantificar en años, cláusulas especiales o cualquier otro tipo de elemento mesurable. Nada.
Sin embargo, escarbando un poco en la historia reciente del club se pueden encontrar algunos de esos gestos a los que Iniesta quizá se refiere.
Se busca cariño
Así, por ejemplo, la no renovación de Emili Ricart, fisioterapeuta clave en su recuperación en los meses previos al Mundial de Sudáfrica, podría ser uno de esos asuntos.
A él (como a muchos miembros de la plantilla) no le gustó demasiado que se prescindiese de un hombre que, más allá de ser un trabajador del club, se había convertido en su confesor y amigo durante los largos periodos de recuperación. El Barça no consultó a nadie para no renovarle el contrato y su ausencia en la nómina blaugrana se ha entendido como un feo que ha molestado bastante.
Tampoco juega en favor de ese cariño que Iniesta reclama no gozar del trato de estrella que sí han tenido otros jugadores como Messi, Xavi, Puyol o Neymar, los últimos futbolistas en renovar o fichar por los culés.
Él, Iniesta, por su carácter tímido, siempre ha estado en un segundo plano. Parecía como si a él no hiciera falta adularle con declaraciones floridas o guiños constantes como sí se ha hecho con otros jugadores.
Sólo de un tiempo a esta parte se ha podido escuchar a pesos pesados de la directiva (como el propio presidente, Sandro Rosell o Toni Freixa, portavoz de la junta directiva) con piropos sobre su importancia en el equipo. "Andrés merece ser el segundo jugador mejor pagado del Barça después de Messi", reclamó el martes también en la Ser el propio Rosell.
¿Eso qué significa? Amén de cifras variadas (el club podría tener que invertir unos 15 millones de euros al año en el machego), Iniesta podría romper la tabla salarial fijada en el club blaugrana y ya de por sí modificada con la llegada de Neymar. Messi podría quedarse en los 12 millones limpios por año, por detrás andrés con casi 8 millones, seguido de Neymar y Xavi, con 7'5 y 6 millones respectivamente.
Renovación para largo
Pese a ello, pese a esta declaración de intenciones, Iniesta insiste en que la firma de su contrato llegará "cuando toque". El manchego no tiene prisa y lo deja bien claro comparando, además, su renovación con la de otros jugadores. "Ninguno de estos procesos se ha resuelto en sólo dos meses", sentenció en una referencia que apunta dentro y fuera del club.
Más de un miembro de la entidad consideraba que el jugador diría sí a sus propuestas casi al instante. No está siendo así y parece que no lo será en un buen periodo de tiempo que, quien sabe, podía alargarse más allá de 2013 e incluso llegar a las puertas del Mundial de Brasil.