Fútbol

Higuaín, Özil y el síndrome de Sneijder y Robben en el Real Madrid

Robben y Sneijder celebran un gol en 2007 con el Real Madrid | Reuters

Se acabó lo que se daba. El mercado de fichajes por fin se ha cerrado y en el Real Madrid las últimas horas han estado muy ajetreadas, tanto casi como todo lo que ha sucedido en el capítulos de altas y bajas desde que finalizó la pasada campaña.

El mismo día que Bale se presentaba en el Bernabéu tras un culebrón eterno, los blancos estuvieron a punto de cerrar a última hora las ventas de Khedira y Coentrao y la incorporación de Siqueira. Nada de estos movimientos acabó bien. Todo se quedó como estaba.

Todo menos la marcha de Özil, confirmada por el Arsenal a última hora de la noche. Su adiós supondrá un ingreso de casi 50 millones entre fijos y variables. Diez millones más que los que percibieron los blancos por Higuaín.

Ambos movimientos han sido una inyección importante de dinero para las arcas merengues, pero, a la vez, han abierto una herida en el seno del madridismo, toda vez que muchos aficionados blancos entienden que el club debería haber frenado su adiós en detrimento de otras figuras, como Di María o Benzema.

Más si cabe teniendo en cuenta experiencias no tan lejanas. Nos estamos refiriendo al síndrome de Robben y Sneijder.

El síndrome de Robben y Sneijder

Pongámonos en situación. Verano de 2009. El Real Madrid llega al mes de junio destrozado por una situación interna insostenible. Tras las convulsiones de la era Ramón Calderón, el club se sostiene bajo un régimen provisional y momentáneo que dirige Vicente Boluda. En lo deportivo, los blancos se arrastran por la Liga tras caer en Champions y Copa a las primeras de cambio y ver como el súper Barça de Guardiola les humilla en la Liga con el famoso 2-6.

Bajo este panorama, Florentino Pérez regresa a la presidencia y lo hace con una importante inyección de ilusión en forma de megafichajes galácticos. "En un año deberemos hacer y gastar lo que tres", comentó aquellos días. Dicho y hecho.

El presidente merengue se puso manos a la obra para traer de una tacada a hombres como Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema, Xabi Alonso, Raúl Albiol o Arbeloa entre otros. Fichajes ilusionantes que cambian la cara del Real Madrid.

Sin embargo, antes de entrar, los merengues tuvieron que dejar salir. Hombres como Míchel Salgado, Huntelaar, Heinze, Javi García, Saviola o Miguel Torres, entre otros, tuvieron que abandonar el club.

Un equipo para soñar

Sus ventas fueron las primeras de un verano espectacular para los blancos. Aquella pretemporada fue de escándalo. Una preparación impecable que culminó en Dortmund, donde el Real Madrid goleó al Borussia con un soberbio 0-5.

En aquel duelo un hombre brilló por encima del resto: Arjen Robben. El extremo demostró que era compatible con Cristiano Ronaldo. El madridismo se frotaba las manos con la dupla. La alegría no les duró demasiado.

Nueve días después de aquella exhibición, el 28 de agosto, la entidad anunciaba la venta de Robben por 24 millones de euros al Bayern de Múnich. Sólo 24 horas antes, el día 27, el club había vendido a Sneijder al Inter de Milan por 16 millones de euros.

Dos de sus hombres más destacados en la preparación, jugadores con los que Pellegrini contaba, se marcharon del Bernabéu. Y lo hicieron para ser, además, los mejores jugadores de Europa aquella temporada. De hecho ambos jugaron la final de la Champions precisamente en el Bernabéu. Sneijder, de la mano de Mourinho, venció a su compatriota Robben.

Los paralelismos

En las oficinas del club justificaron aquellas ventas basándose en dos argumentos: había overbooking de talento y se necesitaba hacer caja. ¿Les suena los argumentos? Exacto. Son los mismos que se está usando desde el Paseo de la Castellana en el caso de Özil e Higuaín con una excepción: en esta ocasión lo ingresado ha superado con creces lo ingresado por Robben y Sneijder. De 40 millones de euros a 90.

Sin embargo, y pese a ello, el temor a que se repita algo parecido existe. Más de un aficionado merengue hay pánico a que ambos futbolistas se salgan en sus nuevos equipos mientras que los hombres que se quedaron por ellos en el Bernabéu (Di María y Benzema) no cuajen un buen año.

Un sentimiento que se ha hecho patente ya en un puñado de ocasiones. Primero, con los pitos a Benzema en los dos tres partidos que el Real Madrid ha jugado en casa (dos oficiales y un amistoso). Segundo, con los gritos pro-Özil con los que el Bernabéu 'aguó' la presentación de Bale. Gritos que Florentino Pérez trató de callar haciendo gestos de reprovación.

Sólo el tiempo dará o no la razón de este movimiento escéptico que no entiende la salida de estos dos futbolistas para financiar a un galáctico como Bale. Algo parecido a lo que sucedió hace cuatro años con nuestros protagonistas y Cristiano Ronaldo con la mencionada excepción de unos elevados ingresos que, sin embargo, no serán valorados si los resultados no llegan. Cosas de la exigencia que habita permanentemente en el Santiago Bernabéu.

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