Diego Godín, defensa uruguayo del Atlético de Madrid, es un futbolista intenso. Por momentos duro. Una versión, ésta última, que pudo comprobar en sus propias carnes (más en concreto en su propia espalda) Dani Alvés en la vuelta de la Supercopa de España cuando el zaguero rojiblanco le pisó en plena carrera y con todos los tacos de su bota derecha en la espalda. La acción, sin embargo, no fue ni amarilla.
Todo sucedió cuando la zaga rojiblanca cometió falta sobre el lateral brasileño. Cuando Alves estaba en el suelo llegó por detrás Godín (venía siguiendo la jugada por detrás de sus compañeros) saltó sobre Alves y simulando que lo trataba de evitar, le puso la bota en la espalda.
Alves rebrincó retorcido de dolor al notar el contacto mientras su agresor se marchaba de la zona mirando para otro lado y alegando que no lo había hecho adrede.
Las imágenes decían otra cosa.
Fernández Borbalán, colegiado del encuentro (no muy acertado anoche, por cierto) no vio la acción y no sacó ni amarilla al defensa atlético. De haberlo visto, debería haberlo expulsado.
Godín también fue protagonista en el partido de ida cuando alentó a Miranda, compañero en el centro de la zaga, para que golpeara a Leo Messi en el muslo cuando éste empezaba a notar molestias musculares, algo que Godín calificó como "normal" en el mundo del fútbol y que no sentó especialmente bien en la Ciudad Condal.
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