
El fichaje Gareth Bale por el Real Madrid se acerca a su tramo final. Por cuestiones de pura lógica (el mercado de fichajes se cierra en cinco días), porque ambos clubes han llegado ya a un acuerdo y por la postura que está tomando el jugador en todo este asunto pese a las presiones de Daniel Levy, el rocoso presidente de su todavía actual equipo, el Tottenham.
El extremo izquierdo se ha negado a acudir hoy mismo al entrenamiento del Tottenham pese a que estaba citado para acudir a la sesión planeada por André Villas-Boas tras un fin de semana en el que el jugador ha descansado en Marbella a la espera de que se hiciera oficial su salida al conjunto merengue.
El técnico portugués convocó ayer a Bale para que regresara a Londres por orden directa de Levy que desde el Real Madrid se interpreta como una suerte de ataque de celos del mandatario inglés al que parece no haberle gustado nada que el club blanco preparase ya la venta de la camiseta del Bale o que el club blanco haya montado ya el palco desde el que presenta habitualmente a sus jugadores.
Por todo ello, el indignado Levy le pidió a Villas-Boas que convocase a Bale para la sesión de esta mañana. Así se lo comunicó al jugado que, al mediodía del lunes aterrizaba en la capital inglesa.
Entre tanto, el club filtraba a la prensa local terceras ofertas por el Bale que los supuestos equipos interesados han negado. Así lo dijo David Moyes anoche tras el Manchester United - Chelsea. La información era una bomba de humo. Una forma de querer asustar al Real Madrid y, por qué no, tratar de aumentar el precio final.
Sea como fuere, los planes de los blancos se frenaban. Nada de hacer oficial su fichaje antes del partido frente al Granada. Había que aguardar más tiempo.
Espera que se confirmó cuando, según la Cadena Cope, el Tottenham comunicó a los blancos que los contratos del jugador tardarían algo más en llegar al Bernabéu.
El motivo: quieren cerrar a un interior izquierdo y lo quieren hacer antes de vender a Bale para que los clubes vendedores no disparen el precio. Este fichaje (se apuntan los nombres Arda Turan o Hulk) serviría para ocupar la baja del galés.
A priori William iba a ser el encargado de ocupar esta plaza, pero Levy se negó a pagar los 1'6 millones de comisiones que debían abonarse por el brasileño y su club de origen, el Anzhi ruso, se lo ofreció al Chelsea que no lo dudó ni un segundo.
Con William a las órdenes de Mourinho, Levy debía buscar otro refuerzo. Enésimo retraso de la operación Bale que no parece haber puesto muy contento al jugador, tal y como demuestra su acto de rebeldía de hoy y que le devuelve la presión al presidente del Totteham.
Ahora le toca a él decidir si da su brazo a torcer y deja que Bale se marche ya rumbo a Madrid o si, por el contrario, insiste en su postura de venderlo cuando él quiera al club merengue. En cualquier caso, la decisión deberá llegar antes del día 2 de septiembre, fecha en la que este año se cierra el mercado de fichajes del fútbol español.