Fútbol

La doble cara de Ancelotti: de un Real Madrid virtuoso, al más puro 'catenaccio'

Ancelotti da órdenes en la banda de Los Cármenes | EFE

Carlo Ancelotti demostró este lunes frente al Granada las dos caras que es capaz de mostrar con su Real Madrid. Una, rozando el virtuosismo de un equipo que aplastó en posesión, ocasiones y fútbol a su rival. La otra, encerrada en su campo, incapaz de defender y con miedo a tener el esférico.

Porque los 90 minutos jugados en Los Cármenes dieron para una involución sorprendente en el cuadro merengue. Nada tuvo que ver lo que se observó en el arranque del partido con lo que terminó sucediendo en el tramo final.

Y es que Ancelotti decidió sorprender a propios y extraños con una alineación más que ofensiva. Para empezar, el italiano se cargó la figura del pivote por delante de los defensas. La lesión de Khedira y las ausencias de Illarramendi y Xabi Alonso hacía prever que Casemiro ocuparía este puesto. Pues no.

Ancelotti decidió cambiar el dibujo y apostar por un 4-2-3-1 en el que Isco y Modric tuvieron la manija del equipo. Por delante, Özil hizo de enganche mientras que Di María y Cristiano Ronaldo perforaron las bandas. Arriba, en punta, Benzema se ocuparía de meterla. Súmenle a todo ello que en este Real Madrid los laterales tiene un perfil casi de carrileros. Nada de quedarse estancados en defensa. Lo suyo es subir por los costados.

Con esta disposición y una idea de posesión y movilidad rápida como principal filosofía, el Real Madrid ofreció un recital en los primeros 30 minutos de partido.

Lo hizo sin apenas sufrir ataques rivales porque, desposeído el esférico, era difícil que el Granada atacara a los blancos. De hecho, los primeros 45 minutos acabaron con un porcentaje de 30-70 a favor de los blancos en este apartado.

La pelota fue sólo suya. Y cuando no lo era, los medios merengues (especialmente Modric y Di María) se ocupaban de apretar la salida del esférico en sus contrarios hasta recuperarla casi en campo del Granada. Ramos y Pepe vivieron tranquilos durante este tramo inicial.

A partir de ahí, el resto fue cosa de la magia que se unió sobre el verde de Los Cármenes. Las combinaciones a toda velocidad de la media merengue provocaron jugadas vertiginosas que en ocasiones parecían rondos gigantes. Un apartado en el que Di María brilló por encima del resto, pero también Modric e Isco.

El gol anulado a Özil habría sido una culminación perfecta para tanto derroche de clase, pero el colegiado acertó al determinar que la pelota que le sirvió Di María estaba en movimiento al ejecutar la falta. Sucedió en el ecuador de la exhibición blanca. Llegado el minuto 30 de partido, el panorama comenzó a mutar.

De la magia al riesgo

Porque desde ese instante aproximado, el Real Madrid bajó el ritmo y donde antes había posesión, desmarque y velocidad empezó a quedar sólo toque y toque y más toque. Nada de electricidad. Poca chispa.

Aunque el segundo tiempo empezó bien para los blancos, pronto se empezó a ver que no se repetiría lo visto en la primera parte. Tanto es así que Ancelotti vio peligrar el partido. Ahí comenzó su exhibición de 'calcismo'.

Carlo quiso asegurar el marcador y lo hizo con tres cambios claramente defensivos. El preparador quitó del terreno de juego primero a Marcelo (min para que Nacho (teórico central reconvertible a lateral) jugase en su puesto. El canterano apenas subió la banda.

Primer mensaje claro del técnico a su equipo. Había que amarrar. Mensaje que se acrecentó cuando cinco minutos después Casemiro entró por Özil. El alemán, enfadado, dejó el campo para que el mediocentro ocupara el hasta entonces inexistente puesto de pivote defensivo.

El tercer y último repliegue llegó cuando, en el minuto 87, Carvajal (lateral derecho) saltó por Di María (extremo izquierdo) para jugar pegado al lado diestro justo por delante de Arbeloa. Era el último intento de amarrar el partido y, casualmente, fue entonces cuando llegaron los problemas del Real Madrid precisamente por ese costado.

Y para muestra, un botón: la internada de Buenanotte que debió ser penalti llegó desde ese lado.

Afortunadamente para los blancos al partido le quedaban sólo unos minutos más. Pese a los intentos del Granada, el Real Madrid aguantó el marcador y se marchó a la capital de España con los tres puntos en el bolsillo. Tres puntos que, además, arrastran la sensación agridulce de no saber qué versión es la buena. Si la de la primera mitad o la de la segunda.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky