
Bale ya es jugador del Real Madrid. Virtualmente, se entiende. Sólo falta que se firme el contrato. Será cuestión de horas o días. En cuanto el Tottenham se haga con Lamela, de la Roma, dará luz verde a que el conjunto blanco haga oficial la operación. Será el punto y final al culebrón del verano. Un fichaje que comenzó hace meses y que cogió velocidad de crucero en un restaurante de Madrid y con una foto de por medio. Una instantánea de Bale con la camiseta del Real Madrid terminó de convencer a Florentino Pérez de que el fichaje del galés merecía la pena, aunque eso supusiera realizar un dispendio económico sin precedentes desde la llegada de Cristiano Ronaldo a la capital de España.
La imagen la llevaba en su cartera Jonathan Barnett, agente de Garet Bale y pieza clave en la operación. Barnett había llegado pocas horas antes del almuerzo a Barajas con un objetivo: cerrar un pacto personal que asegurase el fichaje de su representado por el Real Madrid. Para ello había acordado una reunión con el propio Florentino y con José Ángel Sánchez, director general del equipo blanco.
Los tres almorzarían en un conocido restaurante de la que será futura ciudad de Bale. Fue allí, entre jamón ibérico y vino de Rioja, cuando Barnett sacó la foto en cuestión. En ella se podía ver a un jovencísimo Gareth con una vieja camiseta del equipo blanco.
Era la época de los galácticos y aquel chaval enclenque disfrutaba día sí, día también, con las diabluras de Figo, Ronaldo, Zidane y compañía. "Bale ha sido siempre del Real Madrid", comentó en aquel almuerzo. Y para convencer a los dirigentes blancos, nada mejor que usar las pruebas que lo demostraban. La instantánea hablaría por él.
Aquello fue un gesto que emocionó a Florentino Pérez. El mandatario sabía del interés de Bale por firmar por el Real Madrid y compartir vestuario con uno de sus ídolos, Cristiano Ronaldo. Sin embargo, aquella muestra de madridismo era de las que gustan al presidente. Había que fichar a Bale sí o sí.
Y para ratificar el madridismo, el club preparó una sorpresa a Bale. Fue entonces cuando José Ángel Sánchez sacó una camiseta actual del Real Madrid con el nombre del extremo izquierdo. Lleva el once, su número. Sánchez le prometió que Bale lo portaría en el Real Madrid. Era el guiño definitivo para que, cifras millonarias aparte, se cerrara el pacto de caballeros entre unos y otros.
Así comenzaba a gestarse el fichaje del verano. Un fichaje que arrancó con una usada camiseta con el escudo del Real Madrid, ése que, en días, llevará de nuevo el jugador más deseado en el Santiago Bernabéu. Esa que, por error, ya empezó a vender este jueves la web oficial del Real Madrid y que ya lucen muchos aficionados del equipo merengue.