Fútbol

Kaká naufraga en el experimento de Ancelotti para reconvertirlo a delantero

Mateos y Kaká se extorban en un córner del equipo blanco | EFE

Kaká fue titular este jueves en el partido que el Real Madrid jugó frente a Los Ángeles Galaxy en Phoenix (1-3). El brasileño se convirtió en la novedad más extravagante de Carlo Ancelotti. Jugó de delantero centro. Sí. Como lo oyen. Ni mediocentro, ni mediapunta, ni extremo. Delantero.

Novedad seria toda vez que ni en la era Pellegrini, ni en los tiempos de Mourinho vimos al bueno de Ricardo en esta posición. Era el as en la manga que quería sacar un Ancelotti que sigue buscando fórmulas de garantía para la delantera por si Benzema se atasca. Tendrá que seguir buscando. Kaká no funcionó.

O al menos no lo hizo como se le supone a un delantero centro. Porque el brasileño ocupó bien todo el frente de la delantera posicionalmente hablando. Fue un hombre disciplinado en lo táctico que supo fijar a los centrales y que, con sus intentos de conectar con la medular, dejó espacios a Di María y Cristiano Ronaldo, especialmente activos y móviles durante los primeros 45 minutos. Esos huecos y movimientos fueron un regalo para Isco, que se dedicó a repartir pases en largo como quiso.

Recital que crecía al tiempo que aumentaba la impotencia de Kaká. Porque si sus funciones tácticas fueron de aprobado, su capacidad para entender el fútbol desde esa nueva posición fue casi nula. No remató y no supo buscar las debilidades de la zaga rival. Para colmo, tampoco pudo usar sus paseos por la medular para acelerar el fútbol blanco o para marcarse alguna galopada marca de la casa. Nada.

Apenas podía descargar con sus compañeros e intentar algún regate que casi siempre se saldaba con éxito en zonas intrascendentes del campo y con fracaso cuando se acercaba a la portería rival.

En la segunda mitad Benzema lo sustituyó y la actuación del francés (de nuevo enchufado) dejó más en evidencia a Kaká. El francés sí que supo jugar de nueve (faltaría más) pero es que también conectó con acierto con la medular, lo que demuestra que él también está creciendo. Todo lo contrario que un Kaká desdibujado al que ni las revoluciones de Ancelotti parecen sentarle bien.

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