
El Real Madrid ya ha jugado tres partidos de pretemporada. Con este bagaje, debería haber material más que suficiente para saber a que quiere jugar Carlo Ancelotti. Y es que, aunque el equipo blanco sigue haciendo experimentos (lo reconoce el propio Ancelotti), lo cierto es que algo se atisba de los tres equipos iniciales que ha puesto el italiano en estos tres choques. Siempre el mismo dibujo. Siempre el mismo planteamiento. Y en todos ellos un denominador común: la alargada sombra de Pep Guardiola asoma bajo la pizarra del nuevo entrenador blanco.
Intentaré explicarme. El Real Madrid ha salido en estos tres partidos con el mismo dibujo. Un 4-3-3 con un mediocentro defensivo, dos interiores y tres hombres en punta que incluyen un mediocampista (Özil) como extremo a pierna cambiada.
¿Les suena? El Barça de Guardiola jugó la mayoría de sus partidos con este esquema y un planteamiento parecido que, en algunos aspectos, casi se solapa con el modelo que trata de imponer Ancelotti.
Así, de los dos interiores, uno tiene un perfil creador (Modric sería su Xavi Hernández) y otro ofensivo (Isco sería su Cesc). En la delantera también trata de usar un falso nueve (el italiano ha centrado a CR7 al más puro estilo Messi) y el falso extremo del transalpino es de un perfil muy similar al que usaba el catalán (Özil e Iniesta en uno y otro caso).
El parecido va más allá de lo meramente posicional. Si el Barça de Pep apostaba por el juego interior y de posesión, el de Ancelotti trata de hacer lo mismo con la velocidad de toque como referencia y la entrada de los laterales como seña de identidad.
Por parecerse se parecen hasta las zonas de presión. Si aquel Barça gustaba de robar la bola en el área de creación del adversario, el actual Real Madrid adelanta líneas con Khedira y Modric como referencias en este ámbito y los centrales como escuderos en la recuperación del esférico. Pues eso, muy del estilo Guardiola.
Que Ancelotti trate de hacer algo parecido a lo que consiguió Pep con su Barça no es ni bueno, ni malo. Es puro fútbol. Antes que el italiano muchos fueron los entrenadores que usaron las innovaciones de otros para crear sistemas mejores y más efectivos. El propio Guardiola tomó prestadas las ideas de Cruyff para armar un bloque revolucionario.
Lo que resulta llamativo de todo este caso es que, si hablamos del Real Madrid, semejante cambio de sistema supone un volantazo en toda regla a lo visto en el Bernabéu en las últimas tres temporadas. Si algo consiguió Mourinho durante su 'reinado' fue convertir a los suyos en una antítesis absoluta del estilo que imponía el eterno rival al otro lado del Puente Aéreo.
Mutar de un método a otro puede ser positivo siempre y cuando la transición sea rápida y eficaz. Si el tránsito se prolonga demasiado en el tiempo, pueden emerger problemas derivados de la propia exigencia que tiene el Real Madrid. La capital no entiende de márgenes para nuevos métodos. Si éstos se imponen debe hacerse con la victoria como único resultado posible.
Para colmo también hay que convencer a una plantilla, la blanca, demasiado acostumbrada al estilo del contragolpe. Tanto es así que frente al PSG los blancos marcaron el gol de la victoria tras una veloz galopada liderada por tres maestros de este estilo: Cristiano Ronaldo, Özil y Benzema.
Uno de sus protagonistas, el alemán, ya confesó la semana pasada que se siente más cómodo de centrocampista que de extremo. Y otro, Cristiano Ronaldo, da muestras de que en punta pierde efectividad con respecto a su tradicional puesto pegado a la cal.
Resistencias que Ancelotti tratará de disolver antes de que arranque el curso para que su Real Madrid sea eficaz jugando como más le gusta a él. Un galimatías complicado que, veremos qué sucede, podría lastrar a la entidad del Bernabéu. Es el riesgo al que se enfrenta cualquier técnico que intenta cambiar el sistema tradicional de una entidad, más si cabe si el nuevo modelo pretende imitar al usado por revolucionario del fútbol moderno: Pep Guardiola.