
El fichaje de Gareth Bale por el Real Madrid (jugador con el que los merengues ya tienen un acuerdo verbal) no ha hecho más que empezar. Al equipo blanco le quedan aún por delante muchos obstáculos si quiere ver al galés vestido con su camiseta. Y algunos de esos obstáculos son muy grandes.
Daniel Levy es, quizá, el más importante de todos. El presidente del Tottenham es conocido por ser un duro negociador. En las últimas horas lo ha vuelto a demostrar incrementando de manera notable el precio que pide para desprenderse los servicios del futbolista.
El máximo mandatario de los Spurs ha pasado de reclamar 100 millones de euros para vender a Bale a pedir 120 millones para sentarse a negociar, una cantidad nunca antes vista en el mundo del fútbol que, sin embargo, no ha hecho que el Real Madrid se retire de la puja.
Los blancos seguirán negociando, pero lo harán tratando de rebajar el precio del futbolista. Bale interesa y mucho. De ahí que desde el Paseo de la Castellana no se haya regateado el intento del Tottenham de sacar más dinero por su jugador franquicia.
Cuenta este viernes el diario As que este giro en la estrategia blanca sólo ha hecho que cobre más y más fuerza la opción de que los merengues traten de incluir algún jugador para abaratar el coste final de la operación. El nombre más comentado es el de Di María, aunque tampoco se descarta que sea Coentrao el elegido final.
El primero está más valorado que el segundo y, por lo tanto, haría que la operación fuera más barata para el Real Madrid que si se incluye al luso, hombre que apenas podría bajar el coste de la operación en unos 10 millones de euros.
Sea como fuere, lo que parece claro es que los merengues tendrán que rascarse el bolsillo más de lo deseado.
En un principio en Madrid creían que la operación se podría cerrar en unos 70-80 millones de euros. Hoy ese precio está casi, casi descartado. Es decir, que de cerrarse se haría por una cantidad más cercana a los 100 millones de euros que a los 80 deseados por los blancos.
Sobreprecio por las ventas
El incremento en el precio del futbolista tiene varios motivos. El primero de todo y fundamental es que Levy no quiere que Bale abandone White Heart Leane y, en todo caso, si lo hace, sería por una cifra desorbitada que dejara las cuentas inglesas más que saneadas. A estas razones hay que unir los ingresos por ventas que está consiguiendo el Real Madrid.
Este verano los blancos han recaudado casi 75 millones de euros, lo que hace que la inversión necesaria para fichar a Bale sea menos complicada que lo que hubiera sido sin contar con esos ingresos. Levy, buen conocedor del mercado, sabe de estos ingresos y también quiere sacar tajadas por ellos al igual que, por ejemplo, el Real Madrid sacó provecho de la venta de Cavani al PSG procedente del Nápoles.
El precio de Higuaín o el de Albiol, por ejemplo, se incrementó más de lo que fija el mercado porque desde el Paseo de la Castellana se sabía que el cuadro italiano tenía dinero fresco. Ahora la jugada les ha salido en su contra.
Tras el incremento del precio también se encuentra el hecho de que en los últimos días se haya hecho público el pacto entre el Real Madrid y el jugador para que Bale firme un contrato de diez millones de euros por temporada durante seis campañas.